Durante la madrugada del ‘Sábado de Gloria’ se despertaron muchos fieles, fieles a la presidenta Dina Boluarte. Mientras se realizaba el allanamiento fiscal y policial en la casa de la presidenta de la República, cuatro de los 18 ministros de Estado llegaron inmediatamente a Palacio de Gobierno. Para los ministros, la semana ya no era tan santa, aunque la fe en la presidenta estaba intacta.
A la 1 y 41 de la madrugada, el primero en llegar a Palacio fue el ministro de mayor confianza, el ministro de Desarrollo e Inclusión Social, Julio Demartini. El único que se mantiene en el gabinete desde que Boluarte se convirtió en mandataria.
Ya al amanecer, y con la diligencia concluida; la luz del día dio paso a un cónclave ministerial. Cuatro ministros y un abogado particular salieron ante los medios para cuestionar la diligencia fiscal de allanamiento a la casa de la presidenta y Palacio de Gobierno.
En el transcurso del día, los demás ministros fueron llegando a Palacio. Uno de los que más demoró en llegar fue el ministro del Interior Víctor Torres, al parecer atrasado por coordinaciones con el alto mando policial sobre el accionar de la Diviac en los allanamientos.
Recién a las 2 y 43 de la tarde la presidenta Dina Boluarte reapareció después de varios días de silencio. Secundaba por casi todos sus ministros, la presidenta consideró que las investigaciones en su contra son un ataque a la democracia.
Anunció que sí hablará sobre los relojes, pero primero será ante el Ministerio Público. La traición, un pecado imperdonable. Dina Boluarte no quiso acabar su sermón sin dejar en claro que ya sabe quién fue la persona que advirtió sobre los relojes Rolex a la prensa.
