Hoy:

    Extorsionadores exigen certificados médicos a conductores de Lima

    En tanto, alias “Tito”, desde prisión, ordena atentados con explosivos contra buses que no pagan cupo. Por su parte, bandas exigen certificados médicos a conductores que no salen a trabajar.

    Foto y video: América Noticias

    Los conductores de transporte público en Lima ya no solo enfrentan largas jornadas y bajos ingresos. Ahora, además, deben reportarse ante bandas criminales si están enfermos, como si se tratara de un trámite laboral. El crimen organizado les exige certificados médicos y, salgan o no a trabajar, deben pagar el cupo diario.

    Esta nueva forma de control fue revelada en un testimonio recogido en exclusiva por Domingo Al Día. “Juan”, un transportista que sufre una enfermedad pulmonar, es víctima de extorsión constante. A pesar de su condición, debe levantarse a las tres de la mañana para evitar represalias.

    El caso evidencia el nivel de control que las bandas criminales han ganado sobre el transporte urbano. Ni la enfermedad es excusa: cada ausencia debe justificarse, y aun así, los pagos se deben hacer bajo amenaza de muerte.

    ¿Cómo operan los extorsionadores que exigen certificados médicos?

    El testimonio de “Juan” es impactante. Al no poder trabajar un día por su enfermedad, envió una receta médica a los extorsionadores.

    La respuesta fue inmediata y brutal. “Salga o no salga, paga porque paga. O termina como su compañero en un cajón”, se lee en uno de los mensajes.

    Este nuevo esquema reproduce dinámicas de un falso “recursos humanos” criminal. Los delincuentes exigen justificaciones formales y mantienen vigilancia total sobre sus víctimas. Uno de los chats incluye amenazas explícitas: “Mándame foto cuando estés en el paradero”, ordena el extorsionador, exigiendo prueba de actividad laboral.

    ¿Qué pasó con los choferes que se resistieron?

    Rechazar el pago de cupos ha costado vidas. En El Agustino, Humberto Antonio Yépez, chofer de la ruta 505, fue asesinado a balazos por sicarios.

    Cámaras corporales de serenos captaron la persecución, los disparos y el terror en plena vía pública.

    La víctima había sido blanco de amenazas previas, como otros transportistas que denunciaron extorsiones.

    Esa misma semana, una bomba estalló dentro de un bus de la empresa Huandoy, en Carabayllo. Solo por segundos no hubo víctimas mortales.

    Estos ataques confirman que los criminales cumplen sus amenazas y actúan con armamento de guerra, incluso en zonas urbanas densamente pobladas.

    ¿Quién es alias “Tito” y cómo sigue operando desde prisión?

    Alias “Tito”, identificado como Miguel Ángel Marín Mazzetti, purga condena en el penal de Aucayama en Huaral. Sin embargo, desde su celda ha continuado coordinando extorsiones a través de mensajes de voz.

    En una grabación enviada a empresas de transporte en la avenida Colonial, advierte que si no pagan, “la próxima será un chofer y cobrador muertos”.

    La Policía ha confirmado que alias “Tito” es uno de los principales instigadores de atentados con explosivos artesanales.

    Usa componentes de uso minero para armar bombas que son colocadas debajo de los asientos de los buses. Las rutas afectadas van desde Lima Centro hasta el Callao.

    ¿Cómo afecta esto a la vida de los transportistas?

    La situación ha convertido a los transportistas en víctimas silenciosas. Sus ingresos, de por sí bajos, se ven reducidos al mínimo tras pagar extorsiones de hasta 50 soles diarios. Algunos, como Juan, apenas ganan entre 20 y 30 soles por jornada tras descontar el cupo.

    El miedo los consume. Muchos no denuncian por temor a represalias. Otros han tenido que abandonar rutas enteras. Las rutas por la Panamericana, Colonial, Evitamiento y otras principales arterias de Lima están bajo amenaza constante.

    Los extorsionadores no solo exigen dinero, ahora exigen control total. Saber dónde están, si están enfermos, y hasta con quién hablan. El silencio ya no es una opción, pero hablar podría costarles la vida.

    ¿Qué respuestas ha dado el Estado?

    Según testimonios recogidos por Domingo Al Día, las víctimas denuncian que la Policía solo llega cuando los disparos ya ocurrieron. “Los policías se han convertido en coleccionistas de balas”, dice uno de los entrevistados.

    Pese a los ataques, no hay una estrategia clara para proteger a los conductores. Las bandas criminales siguen operando con impunidad, incluso desde cárceles. Los intentos de “Plan Cerco” o de captura rápida han tenido resultados aislados y sin impacto duradero.

    La desesperación crece. Las familias temen que cada jornada de trabajo sea la última para los suyos. Y los extorsionadores, en lugar de retroceder, sofisticaron su estructura: ahora manejan rutas, planillas, horarios y hasta “permisos médicos”.

    • Bandas criminales exigen certificados médicos a choferes enfermos.

    • Si no trabajan, igual deben pagar cupo bajo amenaza de muerte.

    • “Juan” debe reportarse por chat con sus extorsionadores cada día.

    • Alias “Tito” ordena ataques desde prisión con explosivos mineros.

    • Un chofer fue asesinado en El Agustino por negarse a pagar.

    • Familiares y víctimas denuncian abandono total del Estado peruano.