Tres Papanoeles que mantienen viva la ilusión navideña en el Perú
Un Papanoel solidario nació durante la pandemia y otro sube cerros para regalar juguetes. Con humor, fe y entrega, estos personajes dan vida a la Navidad desde distintas historias.
Cada diciembre, en medio del bullicio de plazas, cerros y barrios, hay quienes se visten de rojo no por moda, sino por misión. Son Papanoeles peruanos que, desde distintas realidades, han encontrado en un traje de barba blanca y panza generosa la manera de conectar con los niños y devolverles algo esencial: ilusión. Esta es la historia de tres hombres que, con humor, esfuerzo y solidaridad, se han convertido en símbolo de esperanza.
Detrás de cada presentación hay horas de planificación, recorridos largos, regalos comprados con esfuerzo propio y un deseo común: que ningún niño pierda la magia de la Navidad. En cada gesto, en cada abrazo, estos Papanoeles construyen más que una imagen festiva; representan un puente emocional entre generaciones, comunidades y familias separadas por la distancia o las dificultades.
¿Quién es el Papanoel que nació por accidente?
Genaro Aldón tiene 80 años. Su barba es natural y su personaje, accidental. Un día cualquiera, hace 14 años, apareció entre niños con su vestimenta casual y una barba incipiente. Los pequeños lo rodearon creyendo que era Papanoel. Desde entonces, no volvió a quitarse el traje. Genaro se presenta en barrios populares llevando alegría a los niños que forman largas filas solo para hablar con él.
Cada año, los niños vuelven a buscarlo. En sus presentaciones mezcla bromas, música y mensajes de fe. Para él, la Navidad es sinónimo de alegría. En uno de sus saludos, le dijo a una niña: “Mis elfos me dicen que tú eres una princesita. Ten fe, mi vida”. Genaro cree que escuchar a los niños también es una forma de regalar.
¿Cómo surgió el Papanoel Solidario del Perú?
Walter Quiroz es humorista y payasito. Durante la pandemia, cuando los espectáculos se apagaron, decidió reinventarse. Así nació “Papanoel Solidario del Perú”. Empezó enviando saludos grabados a niños que no podían salir. Con el tiempo, comenzó a visitarlos en persona, con regalos, mensajes positivos y shows pequeños que armaba con lo que tenía.
Walter combina humor y emotividad. Se disfraza, canta y comparte videollamadas con familiares de niños que viven en el extranjero. Una de las más conmovedoras fue con un padre en Canadá, quien saludó a su hijo en plena actividad navideña. “A pesar de que estás lejos… te amo con todas mis fuerzas, papito lindo”, se oyó decir entre lágrimas.
¿Quién es el Papanoel que sube cerros?
Julio Arroyo lleva 25 años encarnando a Papanoel. Todo comenzó cuando su hijo le pidió que se vistiera como Santa Claus. Desde entonces, no ha parado. Cada diciembre recorre zonas altas como Laderas de Chillón, en el norte de Lima, cargando juguetes, dulces y palabras de aliento.
Julio no solo entrega regalos. También conversa con las familias, organiza juegos y deja un mensaje claro: la Navidad se construye con valores. En una de sus visitas dijo: “Que Papanoel se vuelva con sucursales, no para competir, sino para que cada barrio tenga uno que lo haga de corazón”.
¿Cómo organizan estas visitas navideñas?
Ninguno de ellos cuenta con auspiciadores fijos. Algunos reciben donaciones esporádicas, pero la mayoría de gastos salen de sus propios bolsillos. Genaro vende pequeños productos durante el año. Walter combina su trabajo artístico con presentaciones navideñas. Julio organiza colectas con vecinos y amigos. Todos comparten el mismo propósito: no dejar que la ilusión muera.
Las visitas se organizan con semanas de anticipación. Conocen cada barrio, cada escalinata, cada calle donde los niños esperan. A veces llevan parlantes, otras veces solo una bolsa con regalos envueltos a mano. Pero el impacto siempre es el mismo: sonrisas, abrazos, esperanza.
¿Qué mensajes comparten con las familias?
Más allá del regalo, los tres Papanoeles entregan mensajes. Hablan de unión, perdón y fe. Insisten en que la Navidad es tiempo de reflexión. Genaro recuerda que un niño le dijo que solo quería ver a su papá de nuevo. Walter invita a los padres a dejar los celulares y abrazar más a sus hijos. Julio pide que los hermanos no peleen y que se compartan los juguetes.
Para ellos, la Navidad no se mide por lo que se da, sino por lo que se siente. Por eso, cuando los niños preguntan si el regalo viene del Polo Norte, ellos responden: “Viene del corazón”.
¿Qué los motiva a seguir año tras año?
Sus motivaciones son distintas, pero el resultado es el mismo. Genaro lo hace porque siente que aún tiene mucho que dar. Walter lo ve como una forma de agradecer lo que recibió en momentos duros. Julio quiere que su ejemplo inspire a otros.
Y aunque sus trajes puedan verse similares, cada uno tiene un estilo, una historia y una misión personal. Todos coinciden en algo: si la Navidad logra que una sola familia se abrace de nuevo, entonces todo el esfuerzo habrá valido la pena.
• Genaro Aldón es Papanoel desde hace 14 años por un hecho fortuito.
• Walter Quiroz creó al Papanoel Solidario en plena pandemia.
• Julio Arroyo lleva juguetes a zonas altas de Lima desde hace 25 años.
• Ninguno de los tres cuenta con auspiciadores fijos.
• Comparten valores de unión, perdón y esperanza en sus visitas.
• Llevan magia navideña sin importar el lugar ni las condiciones.











