El pecado de los menonitas

Han sido multados con millonarias cifras, acusados de haber talado miles de hectáreas de bosques primarios en Loreto y Ucayali.

(Video: Cuarto Poder)

Viven en medio de la selva peruana, alejados de las comodidades de la civilización, sin energía eléctrica, sin aparatos de comunicación, evitando formar familia con nadie que no sea de su propio grupo religioso y raza, para practicar un cristianismo ultra conservador con un modo de vida que rechaza al mundo moderno. Sin embargo, esta agrupación de descendientes alemanes, suizos y holandeses llamados los menonitas habrían cometido un pecado.

Ellos han sido multados con millonarias cifras, acusados de haber talado miles de hectáreas de bosques primarios en Loreto y Ucayali.

Cuarto Poder ingresó a las comunidades menonitas de Tierra Blanca en Loreto y de Masisea en Ucayali para recoger la versión de estos hombres y mujeres que empezaron a llegar al Perú desde hace una década procedentes de Bolivia para practicar una agricultura a gran escala.

Nuestro primer objetivo fue llegar hasta sus colonias ubicadas en la lejana localidad de Tierra Blanca. Una embarcación nos llevó desde Pucallpa y durante doce horas por el río Ucayali hasta la pequeña población ubicada en la provincia de Ucayali en Loreto. Al día siguiente recorrimos una hora por carretera hasta dar con los primeros colonos menonitas.

Habíamos llegado a Vanderland, fundada hace tres años y donde saludamos a Guillermo Fehr, quien nos condujo hacia las autoridades de la comunidad.

Recordemos que en 2015 Cuarto Poder fue el primer programa que logró ingresar a una comunidad menonita. Allí pudimos ver cosas sorprendentes como su método educativo basado en la memorización de la Biblia. Los niños solo aprenden a leer y a realizar operaciones básicas de calculo para, antes de la adolescencia, pasar a trabajar en el campo. Esta vez solo nos permitieron observar algunas actividades como la elaboración de quesos.

El dron de Cuarto Poder registró grandes extensiones convertidas en campos de cultivo de maíz, soya que trabajan las 200 familias que aquí moran.

Ante las graves acusaciones que se les imputa ellos se defienden y señalan que aquí el bosque primario ya había sido aprovechado por madereros y que solo quedada bosques secundarios.

El satélite revela una actividad constante desde la ocupación de esta colonia.

Los defensores de los menonitas dicen que los colonos viven bajo un gran estrés.

Luego de regresar a Pucallpa tomamos otra embarcación para dirigirnos por el Ucayali a Masisea, a dos horas río arriba. Las colonias menonitas de Masisea son las que han recibido las multas más fuertes.

Los pobladores nos recibieron con mucha desconfianza. Apenas si se animaron a decirnos algunas palabras ante la ausencia de su líder, que estaba realizando diligencias en Pucallpa. El diálogo fue muy difícil con personas que apenas saben rudimentos de español.

Aquí los shipibos pretendían desalojarlos usando la fuerza pero se impuso el diálogo.

Los shipibos han formado una guardia indígena que patrulla los bosques en busca de taladores ilegales y cocaleros. Y ahora los menonitas están en la mira.

Ahora los nativos quieren una indemnización por lo que aseguran son 178 hectáreas comunales afectadas.

Cuando estábamos por partir a Pucallpa vimos llegar al líder de esta colonia y pudimos obtener estas declaraciones.

Sin embargo las imágenes satelitales dicen otra cosa. No eras purmas o bosque secundarios.

Pero esta historia podría estar ligada a un caso de tráfico de terrenos que también se viene investigando.

En Tierra Blanca los menonitas tienen defensores como el ex subprefecto Medelú Saldaña.

Ahora los menonitas están en un gran problema. Han debido paralizar cualquier actividad de deforestación y deberán pagar multas por el cambio de usos de tierras sin autorización. Tres millones en el caso de Tierra Blanca y once millones en el caso de Masisea.

La ley debe ser igual para todos. Mientras tanto las investigaciones fiscales continúan con el fin de determinar si tanto las actividades menonitas eran santas o no.

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