La Lima que hereda el nuevo alcalde

El alcalde electo deberá afrontar varios problemas que atraviesa la ciudad como el transporte, la seguridad ciudadana, entre otros

Domingo al Día

Por estos días, Lima es un caos. Gran parte de la Ciudad de los Reyes refleja sus grandes problemas, esos que se ven a simple vista y a diario. Esa parte de Lima que pide ayuda y soluciones a gritos, es de la que todos nos quejamos, pero es también, a la que, con pesar, nos hemos acostumbrado.

Esta es la Lima que hereda el nuevo alcalde de la ciudad. Con sus más de 10 millones de habitantes, Rafael López Aliaga tiene una ardua labor por delante.

Cada día, las caras largas y el estrés de los conductores son el común denominador cuando hablamos del caos vehicular de nuestra ciudad.

En algún momento las estadísticas nos colocaron en el nefasto tercer puesto mundial cuando de caos vehicular se habla y en las calles gran parte de los conductores cree que solucionar este tránsito caótico debería ser la primera tarea del nuevo alcalde.

La inseguridad ciudadana es otro problema latente en la ciudad de Lima. La población solicita ya, que se frene aquella delincuencia que actúa a su antojo y de manera imparable.

Esta semana el sicariato tomó la ciudad impunemente. En la urbanización Manzanilla, en el Cercado de Lima, dos hermanos fueron acribillados por asesinos a sueldo que soltaron una ráfaga de tiros desde una motocicleta en movimiento.

En Barrios Altos, un menor de 16 años recibió 8 impactos de bala en el interior de un mototaxi. Su asesino aún desconocido, realizó el ataque despiadado cuando el menor llegó a visitar a su abuela.

Esa que cada feroz ola de crímenes acompañada de una delincuencia vez gana más terreno en la ciudad, es la que Rafael López Aliaga deberá ayudar a combatir con las propuestas que prometió materializar.

Las numerosas pistas rotas en todo Lima Metropolitanas son otro dolor de cabeza para la población. A esto se le suma las obras en plena ejecución a las que, la mayoría de alcaldes, nos tienen acostumbrados, coincidentemente poco antes de dejar los sillones municipales.

Pudimos comprobar que dichas obras, aunque señalizadas, podrían convertirse en trampas mortales, como lo ocurrido esta semana en La Victoria, cuando dos personas de la tercera edad, cayeron a una zanja de 2 metros al intentar cruzar en medio de una obra inconclusa.

Lucía Sánchez de 70 años, junto a su esposo Reynaldo Huamán de 91, milagrosamente, no resultaron con heridas de gravedad luego del accidente.

Además resulta que vivimos en la ciudad con el aire más contaminado de todo Sudamérica.

El emprendimiento social Qaira, en alianza con la Municipalidad de Lima, ha implementado más de 30 módulos de medición de la contaminación del medio ambiente en distintos puntos de la ciudad.

La idea es seguir monitoreando la calidad del aire que respiramos los limeños y que más municipios se sumen a la obtención de data para encontrar soluciones.

Por otro lado, el agua escasea en muchas periferias de la ciudad en donde más de 1 millón y medio de peruanos no cuenta con el servicio de agua potable ni alcantarillado.

En el Anexo 22 de San Antonio de Huarochirí, por ejemplo, la población ha venido sufriendo penurias, pues los camiones de Sedapal muchas veces no llegan a las partes más altas para abastecerlos.

Otro tremendo problema, resalta cuando la falta de consideración toma el control y se crean enormes cúmulos de basura alimentados por la población. Una parte de la Costa Verde por ejemplo, luce repleta de desperdicios y desde hace un buen tiempo, nadie se hace responsable.

Este es la caótica Lima, fuente inagotable de tráfico pesado e informalidad que bien conocemos. Una urbe en donde el desconcierto adorna el multicolor panorama, una selva de cemento multitudinaria cuyo nuevo alcalde deberá aprender a explorar para no fracasar en el intento.

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