Extorsiones a choferes elevan pasajes: usuarios optan por caminar
Recientes ataques a empresas de transporte en Lima muestran cómo operan las mafias: disparos, amenazas y cobro de cupos que terminan repercutiendo en el bolsillo del usuario.
El transporte público en Lima se ha convertido en un campo de batalla. Lo que antes era un servicio esencial hoy está marcado por el miedo de choferes y pasajeros. Las extorsiones a empresas de transporte han provocado el aumento de pasajes en varias rutas, dejando a miles de usuarios sin más opción que caminar largas distancias para llegar a sus destinos.
Los recientes ataques a buses y cocheras, como los ocurridos en las empresas Santa Catalina e Impulsa Progreso, evidencian que las mafias imponen cupos diarios a conductores y amenazan con disparos y granadas para asegurar el pago.

¿Cómo afectan las extorsiones a los choferes?
Los transportistas aseguran que cada jornada laboral comienza con temor. Algunos se persignan antes de encender el motor, conscientes de que quizás no regresen a casa. Relatan que deben entregar dinero a hasta cuatro bandas distintas, cada una imponiendo un cobro bajo amenazas.
“Cada día es peor, el miedo es total”, confesó un conductor que prefirió mantener su identidad en reserva. Otros señalan que, aun enfermos, deben reportarse a los extorsionadores, quienes vigilan sus movimientos y no aceptan excusas.
¿Por qué han aumentado los pasajes?
El incremento de los pasajes responde directamente al dinero exigido por las mafias. Los transportistas reconocen que los costos de extorsión terminan trasladándose al usuario.
“Nosotros trabajamos, pero ellos se llevan lo que ganamos. Al final, tenemos que subir el pasaje para poder cumplir con las cuotas”, declaró un chofer en entrevista. Los aumentos oscilan entre cincuenta céntimos y un sol, afectando a quienes dependen del transporte público diariamente.

¿Qué casos recientes evidencian la violencia?
Uno de los hechos más graves ocurrió cuando sicarios atacaron a un chofer de la empresa Impulsa Progreso en la ruta Ate–Carabayllo. Le dispararon en plena vía pública, dejándolo gravemente herido. Tras el atentado, la empresa suspendió sus operaciones.
En el caso de Santa Catalina, la violencia se trasladó a las cocheras. Sicarios ingresaron disparando y dejaron sobres con balas como advertencia. Horas después, otro conductor fue encañonado dentro de su unidad. Estos episodios obligaron a que varios buses dejaran de circular.
¿Cómo repercute en los pasajeros?
Con rutas suspendidas y menos unidades en circulación, los usuarios deben caminar más de lo habitual para llegar a sus paraderos o recurrir a taxis y mototaxis más costosos. La inseguridad no solo cobra vidas, también afecta el tiempo y el bolsillo de quienes viajan cada día.
“Ahora camino ocho cuadras más para llegar a mi trabajo”, relató una usuaria en el Callao. Otros pasajeros aseguran que han tenido que reducir gastos básicos para pagar los nuevos precios del transporte.

¿Qué organizaciones criminales están detrás?
Las investigaciones policiales señalan que distintas bandas operan en zonas específicas de Lima. En Lima Norte, destacan Los Injertos del Cono Norte, Los Desa 2 y La Nueva Generación. En Lima Este, Los Malditos de Bayóvar y Los Malditos de Huaycán. En Lima Sur, Los Mexicanos y Los Trujillanos.
En Lima Centro y el Callao, la pugna es entre alias Timotti y alias Tito. El más reciente ataque a una combi de la ruta Colonial fue atribuido a Tito, quien dejó un mensaje de advertencia tras el atentado.
¿Qué dicen los transportistas afectados?
Varios choferes señalan que ya no se sienten en condiciones de seguir trabajando. Algunos admiten que apenas logran encender sus buses, pero no completan la ruta por miedo. “Estoy sicoseado, no sé si voy a regresar vivo”, confesó un conductor.
Los empresarios de transporte también reconocen que el negocio se ha vuelto inviable. Entre los gastos operativos y los pagos a las mafias, muchas empresas están cerrando o reduciendo su flota, dejando a los pasajeros sin alternativas.
¿Cuál es la respuesta de las autoridades?
La Policía ha identificado al menos una docena de bandas en Lima, pero los ataques no cesan. Aunque se han realizado operativos y capturas, las extorsiones continúan bajo nuevas estructuras criminales. Según fuentes policiales, el cobro de cupos se ha convertido en uno de los negocios ilícitos más rentables de las mafias urbanas.
Las autoridades aseguran que trabajan en operativos de inteligencia, pero reconocen que la presión de las bandas ha generado que cada semana se reporten nuevos atentados.
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Extorsiones a transportistas elevan pasajes en Lima.
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Choferes denuncian amenazas y vigilancia diaria.
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Empresas como Impulsa Progreso y Santa Catalina fueron atacadas.
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Usuarios caminan cuadras adicionales por falta de buses.
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Pasajes subieron hasta un sol en rutas urbanas.
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Mafias como Los Desa 2 y Los Injertos imponen cupos.
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Policía investiga bandas en Lima Norte, Este, Sur y Centro.











