Derrame de petróleo: La palabra del capitán del buque

Capitán explicó que ocurrió cuando se inició el derrame de petróleo en Ventanilla

Cuarto Poder

Giacomo Pisani, capitán del buque Mare Doricum, sostiene decidido que dirá toda la verdad frente la comisión de autoridades peruanas que abordó su buque el lunes último, 24 de enero. Su testimonio se ha convertido en una pieza clave para saber qué pasó el 15 de enero, cuando la enorme embarcacion italiana descargaba 985 mil barriles de petróleo frente a La Refineria la Pampilla y terminó protagonizando el mayor desastre ecológico en la historia del mar peruano.

Cuarto Poder tuvo acceso a reveladores documentos y a testimonios de los protagonistas que permiten reconstruir con certeza que pasó y cuáles fueron las causas de la desastrosa marea negra que ha dañado kilómetros de costa peruana.  
 
Esta historia empieza el día anterior al derrame, el 14 de enero. El Mare Doricum llegó al Callao a las 08:12 de la mañana y a las 2 de la tarde ya había atracado en el terminal multiboyas número 2 de la refinería La Pampilla.
 
A las 5 y 10 de la tarde de ese mismo día se inició la maniobra para la conexión de las mangueras. La descarga de crudo empezó a las 7:30 de la noche. Un día antes de la tragedia.

Ocho amarras fijaron la embarcacion a 5 boyas, una delantera y 4 traseras. Además de dos anclas en la popa. Dos mangueras se conectaron al buque y a través de ellas, se empezó a bombear el crudo hasta el tubo de acero de 4.5 kilometros de longitud que conduce el petróleo a la refinería, anclado a 18 metros de profundidad. La operación de descarga dio inicio a las 7 y media de la noche del día anterior al derrame, en medio de un mar calmo sin que nadie presagiara lo que ocurriría al día siguiente.
 
 
El 15 de enero llego con la noticia al otro lado del pacífico, pues estallaba el volcán Tonga, en Lima el día transcurría tranquilo. El Mare Doricum ya había drenado las dos terceras partes de su gigantesco tanque cuando a las 5:18 de la tarde se rompió uno de los dos amarres de la boya número 5. Esta versión la corrobora también el capitán Pisani, quien ha entregado además 10 cartas de protesta presentadas ante la empresa Repsol, documentos en los que se queja por cuestiones que considera faltas de la transnacional. En una de ellas  el capitán  atribuye la rotura del amarre a un oleaje anómalo.

A las 5 y 25 de la tarde, sólo 7 minutos después de la rotura del amarre, el crudo comienza a emerger del mar. En ese momento se detiene el bombeo del hidrocarburo y dos minutos más tarde se cierran las válvulas para que no continúen circulando el petroleo desde una velocidad de entre 20 y 30 mil barriles por hora desde el barco hacia tierra firme.

No solo es la versión del capitán. Un acta fiscal policial consigna que una representante de la empresa declara, 2 días después, el 17 de enero, que a las  a las 05:25 p. m.  se percatan de la presencia visible, comunicando a la OEFA el desprendimiento del Plem produciéndose el derrame, de solo  7 galones, y mencionan que el sistema Heads habría fallado.
 
Repsol anunció hace más de 5 años la puesta en uso del sistema HEADS, una herramienta pionera en el mundo, capaz de detectar fugas de hidrocarburos en el mar de forma automática con un tiempo de respuesta inferior a 2 minutos. Sin embargo, en el acta fiscal policial del 17 de enero, la propia Gerente de Calidad Ambiental de REPSOL, Cecilia Posadas Jhong, admite que su modernísimo sistema Heads había fallado y que no pudieron detectar el derrame hasta que el equipo de Pisani dio la alarma.  

Las horas siguientes fueron tan negras como el mismísimo petróleo. A las 5:30 se rompió un segundo amarre y a las 7pm, ya de noche, el tercero.

En ese momento el capitán pide la presencia de un piloto, conocido también como práctico, que es un experto en maniobrar buques durante su atraque en puertos. El práctico, que es responsabilidad de la agencia marítima, no llegó hasta las 11 de la noche como consta en esta carta de protesta del capitán.

Pero, ¿qué había pasado exactamente debajo del mar? Las mangueras van conectadas 18 metros debajo del agua a una estructura llamada PLEM, por sus siglas en inglés, que une las mangueras que vienen del buque con la tubería submarina.

Se investiga si fue la fuerza del mar la causa de que las mangueras hayan sido arrancadas de raíz del Plem y que el petróleo empezara a fluir imparable no sólo de las dos mangueras sino también del tubo de la refinería como arterias desangrándose sin control bajo el mar. La tripulación junto al capitán veían lo que se llama la iridiscencia o el brillo que tiene el crudo en el mar.

De otro lado, según el manual de contingencia de la empresa española, debían alertar inmediatamente a las autoridades, pero en los primeros reportes policiales y fiscales se sostiene que se enteraron de la emergencia recién en la tarde del día siguiente, domingo 16, por los reportes en redes sociales de Ventanilla TV.

Asimismo, la Marina de Guerra sostiene haber sido alertada pero por el capitán del Mare Doricum y no por la empresa Repsol.
 
En otra de las cartas, Pisani protesta por tener un lado del barco y todas las amarras de las boyas muy contaminadas con petróleo, pero la empresa le respondió que su equipo anticontaminación tenía todo bajo control. En otra carta, ante la necesidad de traer inmediatamente buzos especializados para hacer una revisión submarina, la empresa Repsol admite haberlos traído recién a las 2 de la mañana, más de 8 horas después del derrame.

En las cruciales horas posteriores al derrame, las autoridades investigan si la respuesta de la empresa Repsol fue tardía y deficiente. Inmediatamente se dirigieron a la zona dos barcazas con skimmers, una especie de aspiradora de petróleo, y barreras de contención. En una de sus cartas de protesta, sin embargo, el capitán del buque aseguró que las barreras no fueron las suficientes.

La investigación fiscal avanza a paso firme este ultimo jueves el ministerio publico hizo un reconocimiento en el buque, hoy anclado cerca al mar de la punta.

Buzos tomaron muestras y no se permitió el acceso a prensa a la embarcación, pero desde altamar se pudo ver al capitán dando explicaciones a las autoridades. El fiscal Ariel Tejada, no estaba solo, también lo acompañaba el abogado de repsol responsable de tener una estrategia legal, tal vez más complicada que sortear el mar de Grau.
 
¿Estaba la estructura conocida como Plem en mal estado, o el movimiento brusco del buque por un oleaje anómalo produjo su rotura? Lo cierto es que de acuerdo con los registros de Osinergmin la última supervisión realizada por ese organismo al Plem y a su estructura submarina se hizo en noviembre del 2020, sin que se registren anomalías, mientras que se pudo conocer que Repsol realizó mantenimientos en junio y diciembre del año pasado.

Según las declaraciones del capitán del barco, en las cruciales horas posteriores al derrame, la respuesta de la empresa no sólo habría sido deficiente sino casi nula, El congresista Edward malaga dio mas detalles de las declaraciones del capitan.
 
Mientras en la costa las labores de limpieza parecen interminables, organismos internacionales han protestado. La Organización de las Naciones Unidas ha llegado a supervisar y colaborar para la remediacion del impacto. El ministro del Ambiente precisó que van mas de 11 000 hectáreas afectadas, incluyendo zonas protegidas

Repsol primero reportó oficialmente 2 barriles y medio derramados, luego 8, luego 6 000, hasta que, este último viernes 28 de enero, la empresa emitió un comunicado informando que se han vertido en realidad 10 396 barriles en nuestra costa, es decir, 1 652 832 litros de crudo de petróleo en nuestro mar. La autoridad ambiental, sin embargo, habla de 11 900 barriles. Y solo se han logrado recuperar 923 barriles.
 
Hasta el momento se ha dictado ya el impedimento de salida del país por 18 meses contra el gerente general de la refinería La Pampilla, Jaime Fernández-Cuesta y los funcionarios Renzo Tejada, Gisela Posadas y José Reyes.

Los daños se calculan tardarán hasta una década en ser reparados. Se espera una sanción ejemplar para los responsables. Mientras tanto, los pescadores de Ancón pasan una crisis tremenda y los cuerpos de los animales siguen llegando a la orilla, junto a otros, que, llenos de petróleo, intentan defenderse del humano, al que ven como amenaza, razones, no les faltan.  

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