Los WhatsApp criminales de El Monstruo y captura de Achón
Desde chats privados, se organizaban amenazas y cobros extorsivos. Achón fue su ejecutor más temido.
Los audios eran directos. Las amenazas, constantes. En el Cono Norte de Lima, trabajar como colectivero implicaba obedecer las reglas de una organización criminal. Cada semana, un nuevo mensaje desde WhatsApp les exigía el pago de cupos. Detrás de este sistema de miedo estaba alias El Monstruo.
Hoy, varios de sus operadores están tras las rejas. Entre ellos, Carlos Alberto Achón Puruguay, uno de los brazos ejecutores de esta red, que usaba las aplicaciones móviles para controlar, amedrentar y extorsionar a conductores del transporte informal.
¿Cómo funcionaban los grupos de WhatsApp de esta mafia?
La estructura operaba desde un grupo privado llamado “Disciplina”, donde se coordinaban las extorsiones a colectiveros de Puente Piedra, Ancón, Comas e Independencia. Allí, alias El Monstruo enviaba instrucciones, grabaciones y audios con amenazas que luego debían ser replicadas a las víctimas.
“Ponte en línea ya, viejo. No queremos problemas porque te parto”, se escucha en uno de los mensajes enviados. Cada palabra era una sentencia. Los paraderos eran territorios tomados y cualquier intento de resistencia era castigado con violencia.
El grupo estaba integrado por al menos 10 miembros, conocidos como “los injertos del Cono Norte”, quienes se repartían zonas, elaboraban listas de pago y registraban a quienes no cumplían con sus cuotas.
¿Quién era Nico, el cajero de El Monstruo?
Uno de los principales nombres que surgían en estos chats era el de alias Nico, identificado como Jean Pierre Flores Huanuco. En su mundo, era más que un simple extorsionador: era el “cajero” de la mafia.
Su trabajo era doble: recaudar el dinero y registrar los ataques. Grababa los audios de advertencia y también registraba los asesinatos de transportistas que se negaban a pagar. Su nombre, según los testimonios, era suficiente para sembrar miedo entre los colectiveros.
En la jerarquía criminal, Nico respondía directamente a El Monstruo, a quien se conoce como el “secuestrador de secuestradores”. Juntos, construyeron un sistema de terror donde el cobro de cupos se convirtió en rutina.
¿Qué rol cumplía alias Achón dentro de la organización?
El más temido entre los operadores en campo era Carlos Alberto Achón Puruguay, alias Achón. Con solo 33 años, controlaba a más de 50 colectiveros bajo el nombre del grupo “Fuerza Colectivo”. Su labor iba más allá de la intimidación: elaboraba listas, exigía pagos puntuales y ordenaba castigos ejemplares.
“Pónganse en línea con los injertos del Cono Norte. Al que no obedece le va a pasar lo mismo que a su compañero”, decía en uno de los audios enviados.
Achón, además, coordinaba los yapes donde debía hacerse el depósito de las cuotas semanales. En uno de sus mensajes exigía la captura de pantalla y el número de placa como comprobante del pago.
¿Cómo fue capturado alias Achón?
Durante meses, la policía lo vigiló sin que él lo notara. Su rutina era la de un padre común: llevaba a su hija al colegio, visitaba la misma bodega, sonreía en redes sociales, donde se mostraba como emprendedor de productos vitamínicos.
Pero detrás del volante, era el ejecutor de las órdenes de El Monstruo. Lo detuvieron durante un megaoperativo coordinado por la Policía y la Fiscalía, que lo venían siguiendo con vigilancia silenciosa y videos encubiertos.
Achón ya se encuentra con 36 meses de prisión preventiva, y su detención permitió acceder a los chats donde se planificaban los cobros y amenazas.
¿Cuánto debían pagar los colectiveros por trabajar?
Cada colectivero debía pagar 40 soles semanales. Si no lo hacían, recibían amenazas: “Si no pagas, te vamos a explotar” o “Ponte a un lado porque vamos por tu cabeza”. No eran advertencias simbólicas, eran amenazas reales respaldadas por acciones violentas.
Los extorsionadores llegaban hasta los vehículos de los choferes, se subían, grababan videos con insultos y luego los difundían en los grupos para amedrentar a otros.
La estrategia era clara: infundir miedo como herramienta de control y cobrar por dejar trabajar.
¿Quién recolectaba el dinero de las extorsiones?
La recaudadora de la red criminal era Hilda Ayala Trujillo, una mujer que recibía los pagos a través de Yape y se mantenía en el anonimato. Su número circulaba entre los choferes, quienes sabían que ahí debía terminar el dinero.
Lo increíble es que, pese a estar directamente vinculada a la recolección del dinero del miedo, fue liberada la semana pasada, causando gran indignación entre las víctimas.
¿Cuál era el nexo de Hilda Ayala con la organización?
Hilda es madre de Kevin Gongorá, alias “Tili”, otro de los miembros de la cúpula de El Monstruo. Kevin se presentaba en redes como un padre amoroso y tranquilo, pero en las calles, era ejecutor de amenazas, cobros y escarmientos.
Ambos —madre e hijo— están directamente ligados a esta red. Mientras Hilda recibía los pagos, Tili ejecutaba las órdenes. La Fiscalía los investiga como parte activa del esquema delictivo.
¿Qué acciones ha tomado la Fiscalía hasta el momento?
El caso está a cargo del Tercer Equipo de la Fiscalía Especializada Contra la Criminalidad Organizada Noroeste, que ya ha logrado nueve prisiones preventivas. Entre ellas, la de alias Achón, pieza clave del engranaje criminal.
La Fiscalía, liderada por el fiscal adjunto Leonardo Claudio Guffanti Parra, continúa recolectando pruebas, videos, chats y audios que demuestran cómo esta red convertía el miedo en dinero.
¿Qué impacto dejó esta organización en el Cono Norte?
El transporte informal fue tomado por completo. Los paraderos fueron controlados por la red criminal y, hasta antes de las capturas, los colectiveros no podían circular sin pagar.
El Monstruo, Nico, Achón y Tili controlaban rutas, definían cuotas y eliminaban a quienes se resistían. El uso del miedo como herramienta de cobro se convirtió en norma. Y aunque hoy varios están tras las rejas, las huellas de su paso aún se sienten.
-
Alias El Monstruo lideraba red de extorsión a colectiveros en el Cono Norte.
-
Usaban un grupo de WhatsApp llamado “Disciplina” para enviar amenazas.
-
Alias Nico, su “cajero”, grababa amenazas y recolectaba dinero.
-
Carlos Achón era el brazo operativo: cobraba cupos y ordenaba castigos.
-
Fue detenido con 36 meses de prisión preventiva.
-
Exigían 40 soles semanales por paradero.
-
Hilda Ayala recolectaba el dinero vía Yape y fue liberada.
-
Es madre de Tili, otro integrante de la cúpula, que operaba con violencia.
-
La Fiscalía consiguió 9 prisiones preventivas hasta ahora.
-
El transporte informal fue tomado como fuente de poder criminal.














