La Diabla y El Chino: sicarios del Monstruo que sembraron terror
La pareja del terror aterrorizó a comerciantes, mototaxistas y trabajadores de construcción civil en Carabayllo durante años
Erika Jakeline Ibarra Tadeo, alias La Diabla, y Nilton César Campos Campos, conocido como El Chino Tomás, fueron la dupla de sicarios que operó bajo las órdenes del temido cabecilla criminal conocido como El Monstruo. Mientras aparentaban llevar vidas normales como comerciante y mototaxista, en realidad dirigían una red criminal que durante años aterrorizó a comerciantes, mototaxistas y trabajadores de construcción civil en Carabayllo.
La Diabla era la mente detrás del cobro de cupos y la organización del reglaje. Ella analizaba a las víctimas, decidía los momentos para amenazar y ordenaba las acciones a ejecutar. Por su parte, El Chino Tomas cumplía el rol de brazo ejecutor: intimidaba, amenazaba y en algunos casos, incluso asesinaba a quienes se negaban a pagar la extorsión. Los cobros mensuales podían llegar hasta los 2500 soles y eran exigidos con el respaldo de explosivos, armas y videos amenazantes enviados a las víctimas.
El terror en los mercados y obras de Carabayllo
La red criminal extendió su influencia en mercados mayoristas y zonas de construcción, donde el miedo se volvió rutina. El Chino Tomas cobraba cupos a todos los mercados y amenazaba con represalias que podían ser fatales. Las víctimas, bajo constante acoso, optaban muchas veces por el silencio debido al temor de represalias. La Policía Nacional logró documentar estos hechos con audios y testimonios que revelan la violencia sistemática ejercida por esta pareja.
En un operativo policial, se allanó la vivienda de La Diabla, donde se encontró dinero en efectivo producto de las extorsiones, varios celulares, carnets sindicales y tarjetas bancarias vinculadas a la red criminal. Estos elementos prueban la alta organización con la que operaban ambos sicarios al servicio de El Monstruo.
La caída de los operadores principales
La captura de La Diabla y El Chino Tomas representa un duro golpe para la red criminal que durante años mantuvo en jaque a Carabayllo. Sin embargo, el temor persiste entre los testigos, conscientes de que la estructura aún podría tener miembros activos. Las investigaciones continúan para desarticular completamente esta red de extorsión y violencia que azotó el norte de Lima.














