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Este domingo 1 de junio comenzó oficialmente la temporada de huracanes en el hemisferio norte y las previsiones para 2025 son preocupantes: los expertos del Servicio Meteorológico anticipan una temporada más activa de lo habitual. Las condiciones climáticas, fuertemente influenciadas por el cambio climático, están generando océanos más cálidos, lo que favorece la aparición de tormentas más intensas, frecuentes y prolongadas.
Cada año, la identificación de estas tormentas sigue un patrón: se asigna una lista de nombres predeterminada que permite distinguir a cada huracán o tormenta tropical. Para este 2025, se reutiliza la misma lista que se empleó en 2019, comenzando con el nombre “Andrea”. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) es la entidad responsable de definir estas listas, que se actualizan cada seis años.
El comité de la OMM tiene en cuenta estos lineamientos:
Solo se retiran nombres si el huracán al que estuvieron asociados fue especialmente destructivo o causó muchas muertes, como medida de respeto y para evitar confusión histórica. Cuando se retira un nombre, se reemplaza con otro que comience con la misma letra.
Cada lista contiene 21 nombres y aunque rara vez se sobrepasa esta cantidad, ha ocurrido en dos ocasiones: en 2005, con 28 tormentas, y en 2020, con 30. En ambos años se recurrió inicialmente al alfabeto griego, pero su uso fue descartado después de 2020 por las confusiones que generaba en distintos idiomas. Desde entonces, existe una lista suplementaria adicional que también sigue el orden alfabético, aunque casi nunca ha sido usada.
Los nombres previstos para la temporada de 2025 son:
Estos nombres se irán asignando a medida que las tormentas alcancen la fuerza mínima requerida para ser clasificadas como tormentas tropicales o huracanes. Aunque no todos los nombres de la lista llegan a usarse cada año, las condiciones actuales aumentan la probabilidad de que se alcancen incluso los últimos en la secuencia.
La Organización Meteorológica Mundial continuará monitoreando las condiciones en el Atlántico y no se descarta que, de seguir la tendencia actual, vuelva a activarse la lista suplementaria. La vigilancia temprana y la comunicación clara a través de nombres definidos son claves para mitigar riesgos en zonas vulnerables del continente.





