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Estados Unidos lanza una ofensiva financiera y migratoria contra redes del fentanilo


Florida entra nuevamente en su temporada de huracanes, y con ella regresa la urgencia de estar preparados. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) y la Universidad Estatal de Colorado, el período entre junio y noviembre de 2025 traerá una alta probabilidad de tormentas severas. En ese contexto, tener un kit de emergencia no es una opción, sino una necesidad.
Tanto la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) como la Federal Alliance for Safe Homes (FLASH) recomiendan contar con un kit que permita sobrevivir de forma autónoma al menos 72 horas. Esto incluye agua potable, alimentos no perecederos, linternas, baterías, radio de emergencia, botiquín médico, dinero en efectivo, documentos personales, productos de higiene y mapas locales.
Aunque los elementos básicos aplican para todos, las autoridades subrayan que cada familia debe personalizar su kit. Tener bebés, adultos mayores, personas con enfermedades crónicas o mascotas, implica sumar insumos específicos como fórmulas infantiles, medicamentos recetados o comida especial para animales.
Este ajuste eleva el costo promedio del kit, además de requerir una planificación cuidadosa. Incluso los lugares donde se guarda el kit influyen en su efectividad: los sótanos, por ejemplo, deben evitarse, ya que suelen inundarse durante tormentas fuertes.
Según estimaciones del Miami Herald, un kit básico puede costar entre U$D 180 y U$D 300 por familia. Esta cifra no contempla medicamentos específicos ni artículos para mascotas, que pueden representar una inversión adicional.
El número de integrantes en el hogar también impacta directamente en el presupuesto. Las familias numerosas verán duplicados o triplicados sus gastos en agua, alimentos y baterías. Además, mantener el kit actualizado —cambiando alimentos o medicinas que vencen— implica un gasto constante.
FLASH recomienda contar con kits adicionales en diferentes ubicaciones, como en el auto o el lugar de trabajo, especialmente si se vive en zonas altamente vulnerables. Aunque esto implica más inversión, puede resultar vital si el acceso a la vivienda se ve comprometido tras un desastre.
FEMA insiste en que invertir con anticipación no solo puede salvar vidas, sino también evitar gastos de último minuto, cuando los productos escasean o se encarecen. Estar preparados, aunque tenga un costo, resulta mucho más barato que enfrentar una emergencia sin los recursos necesarios.





