Millones de estadounidenses desempeñan labores que los exponen diariamente a peligros físicos, emocionales o ambos. Aunque profesiones como bombero o policía se asocian naturalmente con riesgo, una reciente encuesta advierte que incluso oficios del sector servicios —como médico o maestro— también figuran entre los más peligrosos del país.

Según datos de Statista, en 2024 alrededor de 161.8 millones de personas forman parte de la población trabajadora de Estados Unidos. De ellas, más del 75% trabaja en el sector servicios, mientras que el 20% pertenece al sector industrial y apenas el 1% se dedica a la agricultura. A pesar de su aparente seguridad, los empleos en servicios concentran gran parte del estrés, exposición a emergencias y responsabilidad emocional que definen los trabajos de alto riesgo.

Profesiones con mayor percepción de peligrosidad

Las compañías Bosch y Talker Research realizaron una encuesta a 2 000 adultos estadounidenses, entre ellos 1 000 trabajadores del sector servicios, para conocer cuáles consideran los trabajos más riesgosos. El resultado revela una lista diversa que abarca desde ocupaciones tradicionales hasta otras que suelen subestimarse.

1. Bombero – 48%
2. Obrero de la construcción – 44%
3. Militar – 38%
4. Médico – 38%
5. Policía – 37%
6. Paramédico – 35%
7. Astronauta – 32%
8. Agricultor – 29%
9. Controlador de tráfico aéreo – 29%
10. Trabajador petrolero – 25%
11. Enfermero – 18%
12. Techador – 16%
13. Electricista – 16%
14. Constructor de viviendas – 16%
15. Ingeniero – 15%
16. Piloto – 14%
17. Maestro – 14%
18. Abogado – 13%
19. Carpintero – 12%
20. Instalador de yeso/pladur – 12 %

Riesgos que no siempre se ven, pero afectan

Más allá del peligro físico que implica enfrentarse al fuego o trabajar con maquinaria pesada, muchas de estas profesiones también suponen una gran carga mental. Personal médico, docentes y abogados deben lidiar con estrés constante, largas jornadas, responsabilidad sobre vidas humanas o la presión de tomar decisiones críticas. Estos factores, aunque invisibles, hacen que el desgaste emocional sea igual o incluso mayor que el físico.

El desafío de garantizar seguridad laboral integral

Esta percepción generalizada sobre los empleos más riesgosos pone sobre la mesa un problema estructural: la necesidad de fortalecer políticas de bienestar y seguridad en todos los sectores, incluyendo el de servicios. Si bien es indispensable mejorar las condiciones físicas de trabajo, también se vuelve urgente ofrecer contención psicológica, horarios saludables y protocolos efectivos para situaciones críticas.

Esta clasificación no solo identifica profesiones peligrosas, sino que también refleja cuán poco se habla del impacto emocional de ciertos trabajos. Reconocer los riesgos en todas sus dimensiones, físicas, mentales y emocionales, es un paso clave para crear entornos laborales más justos y sostenibles. En última instancia, garantizar la integridad de quienes sostienen día a día la economía del país no debería ser una opción, sino una prioridad.