Pugna entre transportistas y extorsionadores dejó chofer muerto
Andrés Caira, conductor de la línea 20, fue atacado por sicarios en San Genaro. Dos familias lo despiden entre lágrimas y exigen justicia para sus hijos.
El estruendo de los disparos rompió la rutina de un mediodía en San Genaro. Andrés Caira, conductor de la línea 20, avanzó apenas unos metros antes de desplomarse dentro de su unidad. Su ruta habitual se convirtió en una trampa mortal.
Un ataque directo, rápido y preciso, parte de un conflicto que los choferes conocen bien: la pugna entre dirigentes del transporte y organizaciones criminales que exigen cupos al sur de Lima.
Mientras vecinos corrían por ayuda, dos familias enteras quedaron marcadas por un crimen que ha vuelto a exponer el riesgo diario que enfrentan quienes manejan transporte público.
¿Cómo ocurrió el ataque contra Andrés Caira?
El atentado ocurrió en plena vía. Testigos relataron que dos sicarios interceptaron la unidad y dispararon contra el conductor.
Andrés trató de avanzar, logró recorrer cerca de 30 metros, pero el impacto de dos balas en el pecho hizo imposible cualquier intento de sobrevivir.
Las cámaras registraron el caos que siguió: gritos, vecinos intentando ayudarlo y un comedor popular interrumpido por la violencia que ingresó hasta su puerta. Era una ruta conocida, transitada por madres y niños, pero convertida de pronto en escenario de un crimen por encargo.
¿Qué vieron los testigos en los últimos segundos?
Doña Flor, vecina y testigo del ataque, preparaba los últimos platos en su comedor popular cuando escuchó los disparos.
Al asomarse, vio cómo el conductor caía dentro del vehículo y pidió ayuda sin éxito. Contó que su miedo crece porque su hijo también trabaja como chofer, y teme que la violencia los alcance a ellos.
La mujer asegura que los crímenes se sienten cada vez más cercanos: “Ni cuando vas al mercado te sientes seguro”, dijo. Ella presenció la agonía de un hombre al que no conocía, pero cuya muerte la ha marcado profundamente.
¿Por qué los choferes se han convertido en objetivo de mafias?
El ataque ocurrió en una zona donde la extorsión a transportistas se ha vuelto una práctica constante. Según trabajadores de la empresa ETCIMOSA, los delincuentes esperan tramos solitarios de la ruta para atacar.
Choferes y cobradores explican que, aunque ellos solo buscan trabajar, terminan pagando entre 15 y 20 soles diarios para evitar represalias.
Las mafias no negocian directamente con dirigentes; exigen el dinero a trabajadores que apenas reúnen ingresos suficientes para sostener a sus familias.
Cada día, los conductores deben elegir entre cumplir con su jornada o correr el riesgo de convertirse en un mensaje de advertencia para otros.
¿Quién era Andrés Caira y cómo vivía?
Andrés trabajaba más de 15 horas diarias para mantener a su familia. Era un hombre de 43 años, padre y sostén del hogar. Sus allegados cuentan que se acostumbró al sonido del motor, a rutas cada vez más peligrosas y a advertencias de que cambiara de oficio.
En Puno tenía una familia con dos hijos. En Lima, otra vida distinta: Soledad Puma vivió con él durante cuatro años, compartiendo metas que quedaron inconclusas.
Ambas mujeres coincidieron en la morgue para despedir al mismo hombre que representó, en distintos momentos, la esperanza de un futuro mejor.
¿Cómo enfrentan sus familias las secuelas de esta pérdida?
La llegada de Maritza Mendoza desde Puno reveló la complejidad familiar. Ella, madre de sus hijos mayores, reclamó los restos sin imaginar la existencia del otro hogar. Entre ambas mujeres hubo dolor, confusión y la necesidad de unir fuerzas para despedirlo.
Soledad y Maritza cargan ahora con un desafío común: sacar adelante a sus hijos. Ambas confirmaron que Andrés no tenía problemas personales y que la empresa pagaba cupos, lo que refuerza la hipótesis de un ataque vinculado a la extorsión.
Los niños, de distintas edades y ciudades, quedaron sin la presencia de su padre y dependen del apoyo estatal prometido para víctimas de delitos violentos.
¿Qué dicen quienes trabajan en la misma empresa?
Compañeros de Andrés señalan que los atacantes suelen vigilar puntos estratégicos de la ruta. Expresan su molestia por la falta de seguridad, pues aseguran que el patrullaje es mínimo.
Relatan que los criminales se hacen pasar por pasajeros o circulan en motocicleta, siguiendo los vehículos para elegir el momento del ataque.
También resaltan que la extorsión recae sobre conductores y cobradores, no sobre dirigentes, pese a que estos últimos ejecutan acuerdos con mafias.
¿Cómo avanza la investigación y qué exigen las familias?
Hasta el momento no hay detenidos. No se han identificado sospechosos y los trabajadores temen que el asesinato quede impune.
Las familias piden que se active el protocolo de asistencia económica para los hijos de la víctima y que se aceleren las diligencias.
Reclaman que la investigación avance y que se cumplan las promesas de protección para menores afectados por la violencia criminal.
El tiempo pasa y no hay respuestas claras. La incertidumbre se suma al dolor de dos mujeres que, desde distintos lugares, buscan justicia para un mismo hombre.
• Andrés Caira fue asesinado por sicarios mientras conducía su unidad en San Genaro.
• Choferes denuncian extorsión diaria y pagos obligatorios de cupos.
• Testigos relataron que el ataque ocurrió en plena ruta y fue directo.
• Dos familias viajaron para despedirlo y pedir justicia.
• La empresa confirmó que la zona sufre constantes amenazas criminales.
• La Policía no ha identificado responsables y la investigación continúa.











