Los pormenores del seguimiento y muerte de 'Maldito Cris'

El ascenso y caída del traficante y sicario venezolano que puso en vilo a todo un país y terminó abatido el último viernes cuando intentaba huir de la policía

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Hacía creer que su vida real estaba en las redes sociales, donde lucía despreocupado y completamente enamorado.

Era capaz de cumplir el capricho más extravagante de su novia, la pequeña Wanda del Valle, de tatuarse el nombre de ella en el brazo. De bailar el reguetón de moda con dedicación y ternura a su lado. Le prodigaba amor sin reparos. Sin temor al ridículo.

Era su forma de construir una vida paralela sin riesgos ni peligros. Por eso el derroche y la pompa, el oro y los yates, las motos y las fiestas. Pero al final, esa vida postiza y falsa también se acaba. Y, a veces, de manera violenta. Muy violenta. 

Así acabó Christopher Fuentes Gonzáles, "Maldito Cris", el sicario venezolano de 25 años de edad y metro 70 de estatura que puso en vilo a la ciudad entera y de cabeza a toda la policía. Murió abatido la tarde del último viernes intentando llevarse con él a, por lo menos, tres policías que le cayeron encima.

A este sujeto de maldad absoluta se le conocía en el mundo del hampa con los alias de “Maldito Cris” y “Fifo”. Su acelerada vida criminal se empezó a escribir ni bien ingresó al país.

No pasó mucho tiempo para que una cámara de seguridad empezara a registrar su violenta biografía policial.

Esa incidencia policial ocurrió la mañana del 1 de abril de 2022 y empezó a escribirse en esta calle de Los Olivos. Aquí está “Maldito Cris” a bordo de una motocicleta. Llega a un restaurante. Ingresa. Según los testigos, saca un arma y les roba a todos los clientes. Luego sube a su moto y huye del lugar.

No fue el único atraco de esa mañana. Luego asaltó a cuatro personas más. Una de las víctimas decide perseguirlo con la ayuda del GPS y la policía. Lo ubican en esta calle de Independencia. Intentan atraparlo, pero no pueden. “Maldito Cris” es diestro con la moto y, pese al cerco policial, logra escapar. Uno de los motorizados termina en el suelo. El ladrón acelera y se pierde entre los autos.

Esta otra imagen lo capta en la avenida Carlos Izaguirre. Está sobre la vereda. La gente se espanta al ver lo que sucede. Una mujer por poco es atropellada. El ladrón sigue avanzando, quiere pasar de un carril a otro, pero pierde el equilibrio y cae. La policía ya lo tiene cercado. “Maldito Cris” se rinde. Se sabe perdido. La policía lo reduce y lo registra.

En la mochila tenía 16 celulares robados y una pistola marca Glock. Pese a las evidencias, el testimonio de los afectados y la resistencia a su detención, es dejado en libertad por una fiscal. Y como es de imaginar, su carrera criminal sigue en ascenso de manera imparable.

Este crimen ocurrió el 8 de setiembre de 2022. “Maldito Cris” quiso robarle el celular a Jonathan Puga Macedo, un suboficial técnico de segunda que era resguardo de la parlamentaria andina Leslie Lazo.

Hubo un forcejeo y resistencia. El sicario sacó su arma y la gatilló sobre el policía. La víctima murió en el acto. Otra cámara de seguridad registraría unos meses después a este sujeto químicamente perverso.

El 1 de febrero de 2023, este policía motorizado intenta evitar que “Maldito Cris” cometa un robo más. El sicario-ladrón contesta la arremetida policial a disparo limpio. Fíjese la escalofriante forma con la que usa el arma. Gatilla a quemarropa, una y otra vez. El policía tuvo que escapar y dejar su moto. “Maldito Cris” se sube a ella y se marcha. Así de osada era su manera de actuar, así de prepotente y desafiante se plantaba frente a la policía. 

El crimen que terminó por conmocionar a todos ocurrió el 14 de abril de 2023. Ese día, en Surco, “Maldito Cris” intentó robar esta camioneta. Parqueó su moto a un costado y luego forcejea la puerta del copiloto de este vehículo.

Una cámara de celular lo graba sin que se percate. Pero ese día no habría suerte con este robo. El sicario sube a su motocicleta y sigue su camino.

Sin embargo, los agentes del Serenazgo ya lo tenían en la mira y logran ubicarlo en este lugar, a la altura del parque Loma Amarilla en Surco. Piden refuerzos.

A los pocos minutos llega otra patrulla. Un sereno baja del auto y busca reducir a Christopher Fuentes Gonzáles, pero es inútil. “Maldito Cris” saca su arma y hace lo que mejor sabe hacer con ella: Dispara a matar.

El sereno Luis Manrique Pizarro queda gravemente herido. Con dos disparos alojados en el cuerpo cae de bruces. En una muestra de desprecio absoluto por la vida del otro, “Maldito Cris” arrastra al sereno para tener el paso libre con la moto. Luego emprende la fuga.

Son segundos de tensión. Los otros serenos no saben qué hacer. Se protegen detrás de sus autos mientras observan impotentes como huye el sicario.

La indignación mueve a los serenos a perseguir al asesino de su compañero. Pero “Maldito Cris” se escapa y se pierde entre las calles. Una vez más, sale bien librado.

Pero el sujeto de vida peligrosa y que coqueteaba permanentemente con la muerte empezó a generar una rabia general en la población.

Se le pone un precio a su cabeza, nada menos que 130 mil soles por quien dé información que permita su ubicación y captura.

Con ese dinero de recompensa, “Maldito Cris” sabía que la traición de sus hombres podía llegar en cualquier momento. Empezó a cuidarse más. A moverse con mayor cuidado. Usaba el teléfono con precaución y jamás con línea abierta.

La policía le seguía los pasos, pero él se mostraba escurridizo. Se fugó antes que la policía allanara esta casa de Lurín que fue alquilada para una desenfrenada fiesta con drogas y alcohol.

También evadió a los uniformados cuando allanaron este búnker en San Martín de Porres.

Incluso, hace una semana, cuando la policía llegó, él ya se había marchado de esta casa en Yangas, a dos horas y media de Lima.

Se sabía que también cambiaba de chips de manera permanente y que todas sus comunicaciones las hacía por WhatsApp para evitar que lo escuchen y rastreen.

Otro dato importante era que siempre andaba armado y que llevaba consigo una granada de guerra escondida en un morral.

Pero como nadie se puede esconder para siempre, a “Maldito Cris” también le llegó el día.

El último episodio en su biografía criminal empezó a escribirse a sangre y fuego la tarde del último viernes. Nadie sabe si fue una llamada o un soplo o ambas cosas. Lo concreto es que “Maldito Cris” cometió un error y se dejó ver. La policía supo que estaba en este hostal llamado “El Amanecer”.

Ironías del destino. Pero este viernes “Maldito Cris” no vio precisamente el amanecer delante suyo sino a la policía que iba a por él.

El sicario herido siguió disparando desde el suelo. Ya había herido a uno, pero otros dos también fueron alcanzados por la furia de su mano asesina.

“Maldito Cris” hacía honor a su alias. 25 años y un metro setenta de pura maldad. Ya perdido, herido de bala, quiso llevarse con él a tres policías.

En esta operación policial participaron cerca de 80 agentes de diversas divisiones. Un agente Udex examinó con cuidado el morral del sicario. No estaba la granada de guerra, pero sí se encontraron tres armas más completamente abastecidas.

El que a bala mata, a bala muere, reza un viejo dicho adaptado al mundo del hampa. ¿Pero en qué momento un muchacho de 25 años se convierte de pronto en un peligroso criminal? ¿Cuándo se torció su vida? Esta podría ser la explicación.

Traficante de drogas, ladrón y asesino. Escogió esa vida y terminó como terminan siempre estas historias de criminales: con el protagonista tendido en el piso.

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