Pedro Castillo: Los visitantes habituales del expresidente en el penal Barbadillo

Aunque se encuentra recluido hace más de 8 meses en el penal Barbadillo, Pedro Castillo recibe religiosamente todos los días a familiares, amigos y simpatizantes que buscan su libertad

Video: Cuarto Poder

Es temprano, apenas las 8 y 36 de la mañana, una cámara afuera del llamado penal de Barbadillo registra a dos mujeres, una con abrigo negro y faldón rosado, que se aproximan al centro de reclusión del expresidente Pedro Castillo.

La mujer que hurga en su cartera y lleva un celular en la mano es la congresista Silvana Robles Araujo, hoy alejada de la bancada de Perú Libre, pero todavía del círculo más íntimo de Castillo. Es sábado 5 de agosto, y hoy las visitas de mujeres están permitidas.

La otra mujer que parece escoltar a la parlamentaria hasta la mismísima puerta de la prisión vigilada por policías es Violeta Romero Adama, exasistente personal de Pedro Castillo, la incondicional, la que sí espera algo, libertad para él.   

Detrás de esta visita, sin embargo, hay una historia de extrañas conexiones. Ese sábado 5 de agosto a la congresista Silvana Robles alguien más la esperaba a unas cuadras del penal de Barbadillo.

En pocos segundos, la parlamentaria Silvana Robles y su amiga Violeta Romero ya estaban a bordo, detrás de estos vidrios oscuros. El vehículo que las traslada a velocidad es de Henry Shimabukuro, exasesor en la sombra de Pedro Castillo, investigado por el delito de organización criminal.

En la versión de la congresista y exministra de Castillo, hay algo que parece no encajar. Cuenta que le pidieron visitar a Castillo por un tema de salud y le ofrecieron, además, recogerla en la puerta de su casa, pero según ella no sabía que Shimabukuro, era el chofer.

La primera versión del empresario Henry Shimabukuro es otra. Según él, se encontró con la congresista de manera fortuita en la puerta del penal Barbadillo y ahí la exsecretaria de Castillo Violeta Romero le pidió que lleve a la parlamentaria a su casa.

Shimabukuro ha sido parte del círculo de poder de Pedro Castillo, siempre hablando a su oído, pero actuando en la sombra. En el tiempo se ha mantenido al lado del profesor, al pie del penal Barbadillo. Estas nuevas imágenes son del pasado 3 de agosto.  

Shimabukuro, investigado por el caso gabinete en la sombra, suele usar un vehículo marca Lexus color plata que estaciona en la puerta del penal Barbadillo. Ese jueves llegó temprano, trató de entrar al centro de reclusión, pero parece que Castillo Terrones, recluido ahí hace 8 meses, ya estaba reunido con alguien más.

Lejos de irse, Shimabukuro prefiere entrar a su carro y esperar. Al cabo de un rato, otra vez, se acerca a la puerta del centro de reclusión, conversa con el policía de turno, muestra su DNI, pero una vez más parece que la otra visita de Castillo todavía no ha salido. Esta vez Shimabukuro Guevara aborda su auto y se va junto a un vehículo polarizado que pertenece al policía en actividad Omar Pérez Huilca.

Como hemos visto en video, el auto de Shimabukuro se suele cuadrar en la puerta del penal Barbadillo, pero el día que acudió la congresista Silvana Robles no siguió su rutina. Esa vez Shimabukuro la esperó a dos cuadras del penal, en una calle paralela y supuestamente lejos de la prensa. 

La mujer que parece clave en esta historia es Violeta Romero Adama. Abogada nacida en Junín, se acercó y ganó la confianza de Pedro Castillo en plena campaña electoral. Poco a poco se volvió indispensable hasta que el propio Castillo ordenó que la contraten en Palacio y con ayuda, del entonces secretario de presidencia, Beder Camacho, Romero ocupó la oficina de actividades. Cuando Pedro Castillo tenía que viajar, ella viajaba antes y muchas veces coincidía con el entonces asesor en la sombra. Hoy Violeta Romero parece tener planes con la congresista Robles y su amigo Henry Shimabukuro.

Sin banda presidencial, la vida del profesor chotano hoy gira en un solo proyecto, su libertad. Lo visitan, lo arropan personajes como el exministro de trabajo Iber Maravi, el exdirigente de rondas de Chota, Sergio Muñoz Sánchez, el abogado Ciro Silva y una vez más, la incondicional Violeta Romero.  Todos, miembros del llamado “Consejo Nacional del Tahuantinsuyo. Retorno de Pachacútec”, cuyo principal líder es el congresista y acérrimo defensor de Castillo, Pasión Dávila. En estos videos los vemos en las ultimas marchas contra Dina Boluarte. 

En este proyecto por la libertad de Castillo, surgen, sin embargo, otras visitas que parecen estar fuera de la ley.

Gian Marco Castillo Gómez es sobrino del expresidente Pedro Castillo.  La fiscalía lo investiga por los delitos de colusión y organización criminal en el caso Puente Tarata III al igual que a su tío Pedro Castillo Terrones. Aunque en carpetas distintas, están inmersos en un mismo caso de presunta corrupción.

Sobrino de Castillo y puntual visitante. Ha conseguido llevar su proceso en libertad, pero bajo ciertas reglas de conducta. Entre ellas, no puede comunicarse con sus coencausados, aunque en imágenes se muestra lo contrario.  Es martes 25 de julio y Gian Marco Castillo ha estado reunido cara a cara con el expresidente Castillo.

Castillo no ha dejado de ver a los suyos. Religiosamente los días de visita recibe el agua, comida y medicina de manos de sus familiares. Las cámaras de Cuarto Poder han captado no sólo a su sobrino Gian Marco Castillo, también a Cledin Vásquez Castillo, hermano de Fray Vásquez, prófugo de la justicia hace más de 500 días.

Sus hermanos, algunos inmersos en acusaciones tampoco piensan soltarse de la mano del expresidente. El 29 de julio, en plenas fiestas patrias, apareció Gloria Castillo Terrones, a quien según Salatiel Marrufo se le entregaba montos de 60 mil soles para ella y sus hermanos con dinero de las coimas. Aquí también vemos a los hermanos María, Irma y Santos Castillo Terrones que siguen y seguramente seguirán yendo al penal.

Y entre todos los suyos, parece que también seguiremos viendo a Violeta Romero Adama, como han mostrado las imágenes, presente en todas las conexiones de Castillo con el exterior. Con un plan y una misión que parece no tener marcha atrás para los seguidores del expresidente.

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