Un niño de seis años muere en ataque que nunca debió pasar
Salvador, una vida inocente apagada por las balas
Tenía apenas seis años. Antuan Salvador Pastor Ayala no llevaba cuadernos ni colores ese día, solo la ilusión de visitar unos juegos con su madre y su hermanito. Pero esa noche del 16 de mayo, la delincuencia cruzó su camino. Una ráfaga de disparos en plena calle terminó con su vida. Hoy, mientras sus compañeros de clase encienden velas por él, su madre exige justicia.
Ataque sicario a una combi: Un niño, la víctima
Salvador iba sentado detrás del conductor cuando dos sicarios abrieron fuego contra la combi en la cuadra 6 del jirón Huarocondo, en Independencia. Una de las balas le atravesó la espalda y destruyó su columna vertebral. Aunque el chofer herido intentó llevarlo al centro médico, Salvador llegó sin vida. La madre, Ariana Ayala, entre gritos de dolor, exige que se detenga a los asesinos: “Mi hijo no merecía morir así”.
El ataque iba dirigido a la línea de transporte que semanas antes había recibido una amenaza extorsiva. No fue el único caso. Solo en mayo, cinco ataques similares han dejado choferes muertos y pasajeros heridos. Nadie está a salvo. El miedo se ha apoderado del transporte público, donde incluso los niños son alcanzados por la violencia.
En el colegio de Salvador, sus maestras y compañeros realizaron un homenaje. “Esto se pudo evitar”, lamentó una docente. Un pequeño ataúd blanco recorrió la ciudad como símbolo de una injusticia que duele hasta los huesos. La ciudadanía exige acción y respuestas claras de las autoridades.
El país clama justicia ante ola de balaceras
En medio de la impotencia, el Perú entero ve crecer una lista de víctimas inocentes. La muerte de Salvador no es un caso aislado, es una alarma encendida que las autoridades no pueden ignorar más.













