Juan Silva reclamó desde la clandestinidad el congelamiento de su sueldo como director

El exministro de Transportes de Pedro Castillo, el prófugo Juan Silva, apeló desde la ilegalidad la sanción que le impuso la UGEL y peleó por dos sueldos congelados como director por S/ 9.000

Exministro Juan Silva. Cuarto Poder

En los primeros años de este siglo llegó a este modesto barrio de Puente Piedra un joven y desconocido profesor cajamarquino. Lo hizo para trabajar en la Institución Educativa 5178 Víctor Andrés Belaunde. Se presentó ante la comunidad como Juan Silva Villegas.

Cuando el nuevo maestro llegó, encontró a su colega Edwin Torre Cacha, era seis años menor que él y en medio de las carencias de la escuela, nació una amistad.

Silva, como cualquier otro maestro de un suburbio de Lima, tenía un sueldo bajo. Así lo cuenta Luis Quintanilla, actual director regional de Educación de Lima Metropolitana.

Juan Silva aspiraba a más. Ya asentado como profesor del colegio, decidió postular a un cargo mayor para conseguir un mejor sueldo. Lo logró al poco tiempo, y así consiguió ocupar la oficina de director y tomar las riendas del colegio al que había llegado sólo años antes.

Cuentan que juró en nombre de los tres valores del colegio: Disciplina, estudio y trabajo. Eso lo dice su amigo, sin embargo, sus evaluadores tienen una opinión diferente.

Cómo suele ocurrir en el país, a pesar de ser un director sin mayor brillo se mantuvo en el cargo. La principal razón para que eso sucediera, se encuentra refundida en un anaquel de la Biblioteca Nacional. El libro desconocido, hasta el día de hoy, del profesor que años después llegó a ser ministro de Estado y que hoy está prófugo de la justicia. En el 2015 su “producción intelectual” le permitió mantener un buen cargo y un mejor sueldo.

Ese hasta ahora desconocido aporte académico de Juan Silva es una monografía que está presentada en un libro, una supuesta investigación, llamada “Relación de la Dirección con el Rendimiento Laboral.”

La Unidad de Investigación de América analizó la desconocida “producción intelectual” de Juan Silva y ha encontrado, tal vez con poca sorpresa, no solo graves faltas de ortografía, sino también un alto y grosero porcentaje de plagio. Cerca del 71%, según el famoso programa informático Turnitin, una importante herramienta académica para detectar plagios o similitudes entre las obras académicas.

El programa ayuda a establecer que Silva sustrajo textos de, por lo menos, 24 trabajos académicos ajenos, algunos de ellos de profesores peruanos. Pero la obra de la que más copió fue esta tesis doctoral presentada a la facultad de psicología de la Universidad Complutense de Madrid en el año 2010.

Juan Silva dedicó el libro a sus hijos y gracias al plagio, logró mantener su puesto de trabajo y su sueldo de director. Su ambición profesional hizo que rompiera los tres valores del colegio que dirigió: Disciplina, estudio y trabajo. Lo más grave es que la propia dirección de educación admite que no revisan toda la “producción intelectual” que los maestros presentan y que les permite tener mejores salarios. Supuestas obras donde muy probablemente no hay ni disciplina, ni estudio y mucho menos trabajo.

Fueron varios miles de razones por las que Juan Silva dejó la dirección del colegio en julio del 2021. Su ambición profesional dio un giro inesperado el día en que otro profesor llegó a ser presidente. Su paisano, Pedro Castillo lo nombró ministro de Transporte y Comunicaciones, sin tener la más mínima experiencia para ese cargo. Silva pasaba de ganar 4 mil 500 a 30 mil soles por mes.

Ante la seducción del poder Juan Silva pidió licencia sin goce de haber de su puesto como director. No lo sabía, pero el día que dejó su escuela empezó su debacle. Fue acusado de favorecer a diferentes empresas durante su gestión como ministro a cambio de dinero en efectivo entregado en oficinas clandestinas. Las pruebas de esas denuncias lo llevaron a renunciar al cargo a fines de febrero del 2022. Se fue entre mariachis y aplausos de sus más cercanos amigos que el poder le había dado. Dejó a esas personas para volver con los viejos amigos de la escuela estatal de Puente Piedra, pero en realidad nunca volvió del todo.

Silva no iba a trabajar porque tenía preocupaciones más importantes. La justicia estaba tras sus pasos y él lo sabía Por esa razón es que a fines de mayo del 2022 Juan Silva desaparece. La última imagen que se conoce de él es esta donde se le observa saliendo de un ascensor en un edificio de Jesús María. En ese momento se convirtió en un prófugo de la justicia y en un maestro que abandonó su escuela. Como muestran estas imágenes registradas a los pocos días de su fuga: Le puso candado a su oficina y hasta el día de hoy no lo han vuelto a ver por ahí.

A los pocos días de pasar a la clandestinidad, la administración del colegio informa a la Unidad de Gestión Educativa Local de Lima Norte, mejor conocida como UGEL 04, que el director Juan Silva llevaba muchos días sin marcar el control digital de asistencia. UGEL procede de forma regular y sanciona a Silva congelando un sueldo completo. Es aquí cuando ocurre un hecho insólito, nunca antes visto en la Dirección de Educación. El profesor Juan Silva, en ese momento prófugo de la justicia, desde la ilegalidad apeló la sanción y peleó por su sueldo de 4500 soles.

Cómo Silva apeló, el caso pasó a la Autoridad Nacional de Servicio Civil, entidad encargada de impartir justicia ante los reclamos de trabajadores públicos. Ellos aplicaron los argumentos de la ley y declararon improcedente la apelación de Silva.

Pero Silva siguió siendo un problema. La Ugel le impuso una segunda sanción por las obvias faltas. Ese segundo castigo también fue apelado por el exministro que esa vez peleó por dos sueldos congelados, es decir 9 mil soles.

Su pedido también fue rechazado, pero la recurrencia deja un hecho que llama la atención. Ni la Dirección de Educación, ni SERVIR han notificado a la justicia sobre las gestiones que el prófugo ha realizado. Aseguran que es un acto que no les compete y por el cual tampoco la justicia ha pedido información.

Conocer los detalles de esa gestión es importante para saber quiénes apoyan y respaldan al profesor prófugo, como lo hacen algunos de sus amigos que aún enseñan en el colegio de Puente Piedra. Porque es ahí donde algunos de sus colegas parecen cumplir al pie de la letra la frase que una de las promociones dejó en una placa, SUANSED: "Siempre unidos, aunque nos separe el destino".

La poca visión crítica del actual director del colegio que abandonó Silva tiene una explicación. El profesor Edwin Torres es uno de los coautores del libro que le permitió a Silva mantenerse como director y tener un mejor sueldo. el mismo libro que tiene 71% de plagio según un programa informático al cual fue ingresado.

Y eso no es todo, la otra coautora del libro es la profesora Gladys Herminia Wong Gonzáles, quien, según la información de la Dirección de Educación, enseña en este otro colegio también ubicado en Puente Piedra.

Actualmente hay una tercera sanción que la dirección de educación ha impuesto contra Silva.

Esa sanción, aunque no lo crea, también ha sido apelada por Silva desde la clandestinidad y está en manos de SERVIR, que pronto dará una resolución final.

Mientras Juan Silva espera esa resolución, sus exalumnos, esos pequeños escolares de Puente Piedra entregan, día a día, su mayor esfuerzo, intentando educarse en contra de toda adversidad, y lejos de los problemas de su tristemente famoso exdirector.

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