Las grandes diferencias entre el bufé congresal y las ollas comunes

Madres de familias cuestionaron el presupuesto del servicio ofrecido al Congreso en comparación con lo que consiguen día a día para los más necesitados.

Foto y video: América Noticias

Estas son las zonas más altas de Lima, en donde un menú puede costar dos soles cincuenta y ese mismo menú a veces se comparte entre dos, porque simplemente, no alcanza la plata.

Este es el asentamiento humano Nadine Heredia en San Juan de Miraflores. Aquí el comedor popular atiende a 140 personas de escasos recursos que a veces ni siquiera tienen para comer sopa y segundo.

A diferencia de nuestros padres de la patria, que tienen asignado en cada sesión del pleno un bufé valorizado en 80 soles. Aquí, jamás han, siquiera, soñado con gastar esa suma comiendo un solo día.

Las madres de este comedor popular a diario hacen maravillas para que alcance el alimento para todo el barrio. Esta es la opinión de quienes menos tienen sobre las cuestionadas frases que lanzaron algunos congresistas luego de descubrirse que cambiaron su menú corporativo por un elegante buffet valorizado en 80 soles en el almuerzo de los días de sesiones plenarias. 

Aquí la población sobrevive cada día como puede y quisieran que algún día los congresistas lleguen hasta aquí para probar el menú que ellos comen, como en casa, bien servido y sin gastar demás.

Nomas está el menú no hay necesidad de derrochar tanta plata peor como está la situación en el Perú, no estamos para derrochar la plata, en vez de pensar en nosotros los más vulnerables, es lo mismo que comer en la calle, menestrón con su rica ensalada agüita de cebada”, indicó una de las madres de familia.

En su gran mayoría son familias numerosas que deben comprar menús que luego comparten en casa. La olla común Víctor Marcial del asentamiento humano Nadine Heredia, vende el menú un poco más caro, a 5 soles, pues debe mantenerse por sí sola.

En otra zona de la ciudad, en las alturas de Villa María Del Triunfo, llegan las 11 de la mañana y una a una las mamás del asentamiento humano San Miguel Arcángel van llegando a la olla común con sus recipientes vacíos que llenarán con comida para toda la familia y que con suerte harán alcanzar para el almuerzo y la cena.

Es la olla común padre Germán, que justo esta misma semana, recibió algunas donaciones que ayudarán a que más de 70 personas puedan recoger un plato de comida.

Son productos que los comerciantes ya no piensan vender, no son verduras frescas ni con buena pinta, pero aquí se valoran y se usan para llenar los estómagos.

Aquí no se desperdicia nada, lo que no va para la olla, se lo comen los conejos, los cuyes y los pollos que crían. Aquí no cocinan con gas, solo prenden el fuego con madera reciclada que lentamente dará vida a un menestrón que repartirán a la hora del almuerzo. mientras esperaban, los mensajes a los congresistas no dejaban de escucharse fuerte y claro.

Estas son las zonas más necesitadas de Lima, por lo que la población le pide al congreso tener mayor conciencia y empatía con ellos. En otra olla común de San Miguel Arcángel, mientras las madres cocinan a la intemperie, casi 50 familias esperan su menú por el que solo pagarán dos soles.

Y aunque esta semana, un comunicado del Congreso de la República anunció que se dejará sin efecto el cambio del menú por el buffet de 80 soles, la población continúa ofuscada y resentida. esos peruanos que viven con unos cuantos soles al día, que ven pasar el tiempo sin que nada cambie a su al rededor. el hambre, la pobreza y la desigualdad siguen siendo sus peores enemigos.

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