Giro en la hipótesis sobre la muerte de José Miguel Castro
La muerte de José Miguel Castro, exgerente de Susana Villarán, presenta fuertes indicios de homicidio según peritos, contradiciendo la versión inicial de suicidio
El 29 de junio, José Miguel Castro, exgerente municipal de Susana Villarán, fue hallado sin vida en el baño de su departamento en Miraflores. La policía habló primero de un suicidio, pero los peritos forenses aseguran que las características de la herida son incompatibles con esa versión.
Un corte de 27 centímetros de longitud, 5 de ancho y 4.5 de profundidad, que comprometió la arteria carótida, hace prácticamente imposible que él mismo se lo hubiera provocado.
Indicios de homicidio
El Ministerio Público ya abrió investigación por homicidio y analiza nuevas pruebas: exámenes toxicológicos, llamadas telefónicas y el testimonio de un testigo hasta ahora desconocido: el amigo del hijo menor de Castro, quien estuvo presente esa madrugada en el departamento.
La declaración de la esposa
Paula Maguiña, viuda de Castro, detalló ante la Dirincri una situación que complica aún más el caso: la puerta del baño donde apareció el cuerpo estuvo cerrada y luego apareció abierta, sin rastros de sangre, con un pie asomando.
Ella también reveló que su esposo tenía planes de reinsertarse laboralmente tras el juicio y que nunca quiso hacer algo que afectara a sus hijos:
“Yo no puedo imaginar a mi esposo haciendo algo que pueda lastimar a mis hijos.”
Un juicio pendiente y cabos sueltos
Castro estaba por iniciar el juicio oral en el caso Odebrecht y OAS, donde planeaba colaborar incluso delatando a Villarán. Esta semana ese juicio comenzó, y la exalcaldesa ya reconoció aportes de constructoras brasileñas.
Mientras tanto, no se ha accedido todavía al celular de Castro, clave para saber si recibió amenazas. La fiscalía citará en las próximas semanas a Villarán, al alcalde de Lima Rafael López Aliaga y a nuevos testigos.
Un caso aún abierto
Los forenses insisten: todo apunta más a un homicidio que a un suicidio. Las diligencias recién empiezan, y con ellas, la posibilidad de descubrir si el principal testigo del caso Villarán fue silenciado.














