Bruno Pacheco: su entrega, delitos y todo lo que se sabe del exsecretario de Palacio de Gobierno

Bruno Pacheco no sólo fue el secretario general de la presidencia y la mano derecha de Pedro Castillo. Ambos se conocen desde su época de maestros. Conozca más detalles sobre uno de los hombres más cercanos al jefe de estado

Bruno Pacheco: su entrega, delitos y todo lo que se sabe del exsecretario de Palacio de Gobierno

Arnulfo Bruno Pacheco Castillo. 52 años de edad. 101 días estuvo prófugo de la justicia. 113 días acompañó al presidente Pedro Castillo como su secretario general. Una ola de acusaciones lo obligó a renunciar el 19 de noviembre del año pasado.

Ambos ya se conocían. Desde que Castillo era líder sindical en Cajamarca. Fue maestro de secundaria además de profesor en la Escuela Militar de Chorrillos. La amistad se fortaleció durante la campaña electoral. A tal punto que entró a trabajar a Palacio con un sueldo de 25 mil soles.

Ya arrastraba denuncias policiales por daños y violencia psicológica pero eso no importó. La mano derecha de Castillo se encargaba de todo: manejaba su agenda, decidía a quién recibía. A las semanas empezaron los problemas. Desde presiones en el Ejército por ascensos hasta en la Sunat para favorecer a empresarios amigos.

Hasta que una diligencia fiscal fue el inicio del fin. 20 mil dólares hallados en el baño de su oficina. Una semana después renunció. Le siguieron más denuncias como su participación en el caso del Puente Tarata o haber organizado una fiesta para su hija en Cieneguilla con el Grupo 5. Solo la orquesta costó 50 mil soles.

La Fiscalía de Lavado de Activos lo puso en la mira. Acusado de pertenecer a una presunta organización criminal dedicada al blanqueo de dinero proveniente de actos de corrupción. Publicó un video denunciando amenazas contra su vida.

Semanas después, un juez ordenó 36 meses de prisión preventiva. Pacheco pasó a la clandestinidad casi tres meses. A su cabeza se le puso un precio. Pero el ex hombre del presidente seguía activo en sus redes. Defendiendo incluso al ejecutivo.

Hoy tras su captura es para la fiscalía un colaborador eficaz. Lo que diga en los próximos días podría poner en jaque al gobierno de su amigo Pedro Castillo, a quien siempre le hablaba al oído.
 

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