Terrorismo mundial: ¿Por qué el ataque en Kenia no impactó como el de París?

Diez claves para entender la manera en que los medios procesan la información y el valor que se atribuye a cada atentado. 

La Cruz Roja de Kenia asiste a una mujer en el funeral de su familiar que fue asesinado en el ataque de la Universidad de Garissa. (Foto: AFP)
La Cruz Roja de Kenia asiste a una mujer en el funeral de su familiar que fue asesinado en el ataque de la Universidad de Garissa. (Foto: AFP)

Mientras que el impacto mediático por los ataques perpetrados contra el semanario parisino Charlie Hebdo fue monumental y generó la indignación de millones de internautas en redes sociales, la masacre a la universidad de Garissa en Kenia fue olvidada en pocos días. 

Ante este hecho, muchos se han cuestionado en Twitter y Facebook por qué un atentado terrorista donde murieron 147 personas no ha llamado la atención de los medios, como el que sucedió en Francia, donde se registraron 13 víctimas. 

Aquí diez claves para entender la manera en que los medios procesan la información y el valor que se atribuye a cada suceso. 

1. En la mente occidentalizada hay una imagen preconcebida de África, como si condenáramos de por sí al ostracismo a un continente con problemas ancestrales de hambre, miseria y violencia.

Vía: Twitter

 

2. En el caso de Kenia, se trata de una realidad lejana. Las noticias que nos impactan son cercanas a nosotros y existe un vínculo (occidental) con esos países (en este caso, Francia). De esta manera, es viable que obtengamos mejor calidad de información. 

3. Los medios operan en base a lo que el periodista Roy Greenslade llama "una jerarquía de muerte". Es decir, las muertes extranjeras siempre están por debajo de las que ocurren en territorio local, donde la gente quiere conocer historias sobre las víctimas; mientras que en el primer caso, las pérdidas son una mera estadística.

"147 no es solo un número. Las vidas de los africanos importan". 

 

4. La proximidad y la facilidad de acceder a información conlleva a que se hable más sobre el atentado en Francia o sobre el siniestro de Germanwings, que sobre muchos otros conflictos y sucesos. Si las víctimas están a miles de kilómetros de distancia, los editores no pueden generar la misma empatía e interés en la gente como sí ocurre con las tragedias cercanas.

Familiares de las víctimas del avión de Germanwings que fue estrellado voluntariamente por un piloto alemán. (Foto: AFP)

 

5. Cuando la tragedia ocurre lejos, solo se tiene acceso a despachos de agencias, en el mejor de los casos. Esta mezquina información no solo acaba significando que se le dé menos cobertura a un suceso, sino que además puede conducir a que "se deshumanice el conflicto".

6. Se presta menos atención a los conflictos en marcha, ya que son (trágicamente) previsibles, que a las muertes inesperadas en otras partes del mundo. Los valores noticiosos siempre resaltan “lo nuevo” antes que lo ya conocido.

La franja de Gaza destruida tras la operación israelí 'Margen Protector'. (Foto: PakdeWinar)

 

7. Otra verdad bastante controvertida es que las muertes de personas de color en el extranjero – y hasta dentro de países anglosajones – nunca son igualmente valoradas por los medios occidentales, que las de blancos. Los asesinatos de árabes y musulmanes (y, ante los ojos de muchos medios son lo mismo) se pasan por alto porque son anti-occidentales, anti-cristianos o anti-capitalistas o los tres juntos.

Los líderes del mundo marchan por las víctimas de Charlie Hebdo en París (Vía: @mafanz)

 

8. Las vidas de los africanos simplemente no importan tanto, según explica Owen Jones para The Guardian. En conflicto del Congo registra una cifra de seis millones de muertos, una cantidad que seguramente no se habría tolerado en otro continente. Pero, para Occidente, se trata de un país de poca importancia estratégica. 

Vía: The Guardian.

9. Por su religión o raza, las personas no blancas no pueden esperar recibir el mismo trato que un occidental, a quien los medios consideran un ciudadano más civilizado, con mejor educación y de por sí mucho más preparado. En otras palabras: racismo. 

Vigilia por las víctimas asesinadas en un ataque islamista en Copenhagen en febrero del 2015. (Foto: AFP)

 

10.  Las víctimas no escogen dónde nacen, simplemente son de donde son. Este razonamiento debería servirnos para dejar de clasificar a las víctimas por su nacionalidad, credo, color de piel y sentar ya una unísona voz de protesta contra la barbarie que aniquila la vida en nombre de una verdad retorcida de la religión.

Vía: AFP

Fuentes: El País, El Comercio, The Guardian. 

 

Relacionadas