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Estados Unidos lanza una ofensiva financiera y migratoria contra redes del fentanilo


Los precios en Walmart y Target, dos de las cadenas minoristas más grandes de Estados Unidos, han registrado incrementos sin precedentes en artículos cotidianos. A raíz de los nuevos aranceles impuestos por la administración Trump, algunos productos han subido hasta un 45% en cuestión de semanas. Esta tendencia, según analistas, podría mantenerse durante el resto del año y afectar directamente a las familias con menos margen económico.
Los registros compartidos por empleados y plataformas de monitoreo revelan aumentos bruscos en juguetes, artículos deportivos y productos esenciales. Por ejemplo, un juguete T. Rex de Jurassic World pasó de U$D 39.92 en abril a U$D 55 en mayo, y una muñeca Baby Born subió de U$D 34.97 a U$D 49.97 en ese mismo lapso. Estas cifras no solo alarman a los consumidores, sino que también desafían a las propias empresas, que buscan contener los costos sin perder competitividad.
Un rastreador especializado, AisleGopher, confirmó que un carrete de pesca para zurdos, que costaba U$D 57.37 en abril, pasó a valer U$D 83.26 en mayo. Lo llamativo es que ese mismo producto costaba apenas U$D 51.12 en noviembre del año pasado. Esta dinámica se repite en varios artículos de Walmart y Target, que ahora equiparan sus precios luego del aumento generalizado.
Imágenes internas difundidas en redes como Reddit muestran la frustración de empleados y compradores por la rapidez con la que suben los valores. Algunos productos duplican su precio en cuestión de semanas, generando preocupación entre los sectores que dependen de estas tiendas para su consumo diario.
Desde Walmart aseguran que están comprometidos a mantener los precios “lo más bajos posible” pese a la presión de costos. Un vocero dijo a Business Insider que no escatimarán esfuerzos en proteger al cliente, aunque reconoció que los márgenes minoristas se han reducido drásticamente.
El director financiero, John David Rainey, fue más directo: los aranceles siguen siendo “demasiado altos” y los consumidores deben prepararse para nuevas alzas. Trump, por su parte, sugirió que Walmart debería asumir los costos en lugar de trasladarlos al público, lo que generó aún más tensión.
El CEO de Target, Brian Cornell, ha sido más moderado al calificar los incrementos como un “último recurso”. Ha prometido explorar formas de compensar los costos de importación, aunque no ha ofrecido respuestas concretas sobre los aumentos ya aplicados.
El silencio de Target frente a los cambios de precios sugiere que la presión interna es tan fuerte como la externa. Sin una estrategia clara, ambas cadenas enfrentan la posibilidad de perder la confianza de sus clientes habituales en un año marcado por la incertidumbre económica.
Aunque algunos analistas, como David Bellinger de Mizuho, afirman que los aranceles impactan solo en un porcentaje reducido del gasto total, la percepción pública es otra. Cada aumento se siente como un golpe directo a los hogares con menores ingresos, que no tienen margen para absorber estas subidas.
Un reciente fallo judicial dictaminó que Trump no puede imponer de forma unilateral su estrategia arancelaria, aunque sus efectos ya son palpables. Walmart estima que cerca del 40% de sus productos se importan del extranjero, principalmente desde China. Por ello, si la política arancelaria se mantiene, esta ola de incrementos podría consolidarse como una tendencia irreversible en 2025.





