Aunque podría vivir entre lujos y comodidades, Mitzie Perdue ha decidido tomar un camino distinto. Heredera de los hoteles Sheraton y del imperio avícola Perdue Farms, esta millonaria estadounidense de 83 años se niega a vestir ropa de diseñador, viaja en clase turista y vive en un modesto departamento. Su fortuna, valorada en U$D 2 mil millones, la ha usado para impulsar proyectos que marcan una diferencia en el mundo.

Lejos de adoptar los privilegios que su apellido le ofrece, Perdue sostiene que su estilo de vida le permite “mantener los pies en la tierra”. Se moviliza en metro, evita los jets privados y considera que solo así se conecta con la realidad de las personas comunes. “Si siempre viajas en aviones privados, ¿tienes alguna idea de lo que es el mundo real?”, expresó en una entrevista reciente.

Una empresaria forjada en la tradición y la independencia

Nacida en el seno de una familia dedicada al negocio hotelero, Perdue se familiarizó desde muy joven con la administración empresarial. A los 26 años, asumió el control mayoritario del negocio fundado por su padre. Estudió en escuelas públicas y luego en Harvard, y con los ingresos heredados fundó empresas con impacto social.

Durante su vida conoció a Frank Perdue, apodado el “rey del pollo”, dueño de la mayor distribuidora avícola en EE.UU. El matrimonio de sus fortunas no limitó su ambición personal. Mitzie no buscaba depender de la riqueza familiar, sino crear algo propio. Así lo hizo.

Filantropía, guerra y un anillo de compromiso

Impulsada por su pasión por la agricultura, adquirió tierras cerca de la Universidad de California para que los estudiantes practicaran en ellas. Participaba directamente en los cultivos de arroz. Luego, cambió de rumbo: se convirtió en periodista y cubrió el conflicto entre Rusia y Ucrania en 2022.

Para apoyar a las víctimas de la guerra, vendió su anillo de compromiso y destinó los fondos a ayuda humanitaria. Desde entonces, su activismo no ha cesado. La filantropía se ha convertido en su norte.

Tecnología al servicio de las víctimas de guerra

Actualmente, Mitzie Perdue colabora en el desarrollo de una herramienta de inteligencia artificial diseñada para ofrecer terapia a víctimas de conflictos armados. Este proyecto, centrado especialmente en la guerra en Ucrania, busca atender el trauma emocional desde una innovación tecnológica con alcance global.

Fiel a su estilo de vida austero, Perdue rechaza los cuestionamientos sobre su forma de vivir. Para ella, ayudar es una elección, y esa decisión es la que le permite sentirse realizada. Su legado, dice, no será solo una fortuna heredada, sino la huella de haber intentado cambiar el mundo.