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Texas se prepara para dar un paso controvertido en materia de identidad de género. El gobernador Greg Abbott evalúa firmar un proyecto de ley que define el género de acuerdo al sexo asignado al nacer, una medida que ha despertado una ola de críticas por parte de organizaciones de derechos humanos y activistas LGBTQ+. La norma, que podría entrar en vigencia el 1 de septiembre, reforzaría legalmente una visión binaria del género en todos los registros estatales.
El texto, bautizado como “Declaración de Derechos de las Mujeres”, estipula que el género será determinado únicamente por el sistema reproductivo presente al nacer. Con ello, todas las personas deberán identificarse oficialmente como hombres o mujeres conforme a ese criterio, sin considerar su identidad de género. La propuesta ya fue aprobada por la Legislatura estatal y solo falta la firma del gobernador para ser promulgada.
El proyecto también modificaría la manera en que el estado maneja los documentos públicos. Certificados de nacimiento, licencias de conducir y otros documentos legales deberán reflejar el sexo biológico, lo que afectará directamente a las personas trans e intersexuales.
Además, la ley pretende limitar el acceso a espacios segregados por género —como baños, vestuarios y prisiones— a personas cuyo sexo asignado al nacer coincida con el género que dichos espacios indican. Los defensores del proyecto argumentan que esto es necesario para “proteger la seguridad y privacidad” en dichos entornos, mientras que sus detractores lo consideran una medida discriminatoria.
El rechazo no se ha hecho esperar. Organizaciones defensoras de los derechos LGBTQ+ han manifestado que esta ley institucionaliza la discriminación y pone en peligro a personas trans. Entre ellas, Sherri Brodell, madre de una adolescente trans, advirtió que esta norma obligaría a su hija a mostrar documentos que no reflejan su identidad real, lo que la expone a violencia y estigmatización.
Por su parte, la terapeuta Kitty Ferguson-Mappus aseguró que leyes como esta aumentan el “trauma cultural” que enfrentan las personas trans. Según su experiencia clínica, cada vez más personas buscan ayuda psicológica por el impacto de vivir en una sociedad que niega su identidad. “Estas medidas hacen que se sientan más solas y no aceptadas”, afirmó.
Si Abbott firma el proyecto, Texas se sumará a más de una docena de estados estadounidenses que ya han aprobado leyes similares. Esta tendencia legislativa ha crecido en los últimos años, especialmente en territorios liderados por gobiernos conservadores, que impulsan normas que restringen el acceso de las personas trans a derechos ya reconocidos en otras jurisdicciones.
Mientras el gobernador texano evalúa su decisión final, los defensores de derechos civiles siguen organizando movilizaciones y campañas legales para frenar lo que consideran un retroceso en materia de derechos humanos. La firma de esta ley podría marcar un antes y un después en la política de género en Texas y en todo Estados Unidos.





