El actor y comediante Steve Carell volvió a robarse los aplausos, esta vez en la Universidad de Northwestern, donde ofreció un discurso de graduación que combinó humor, ternura y una poderosa lección sobre la amabilidad. Aunque Carell no es exalumno de la institución —se graduó de Denison University—, tiene un vínculo cercano: Su hija ya egresó y su hijo se graduará el próximo año.

Vestido con toga y birrete, Carell fue presentado por el decano de la Escuela de Comunicaciones, Patrick Johnson, y de inmediato hizo reír al auditorio: “Es un honor, un privilegio… y un enorme dolor en el trasero estar aquí”, bromeó. A lo largo de sus nueve minutos en el podio, combinó autocrítica, anécdotas personales y frases hilarantes que conectaron con estudiantes, padres y docentes.

Un discurso entre carcajadas y lecciones de vida

El protagonista de The Office eligió como eje de su intervención un tema poco común en discursos de este tipo: la amabilidad. “Así que, por favor, cállense y escuchen”, dijo en tono irónico. También relató una experiencia incómoda en los Premios Óscar, cuando pisó sin querer el vestido de una actriz famosa. “Fue tan grosera que le guardé rencor por 17 años. Y cuando la volví a ver… confirmé que tenía razón. Era horrible”, remató, arrancando carcajadas. “El 99 % de las veces, guardar rencor es una pérdida de tiempo… pero ese 1 % puede ser muy satisfactorio”.

Carell cerró con una serie de consejos prácticos: desde “no te hurgues la nariz en los semáforos” hasta “mantente en contacto con tus amigos”. También recomendó: “Recuerda reír cuando puedas, llorar cuando sea necesario y explotar la culpa de tus padres... tal vez te dejen vivir en el sótano seis meses más”.

El momento viral: Un baile espontáneo con el decano

Pero lo más memorable del acto fue el momento en que Carell, acompañado por el DJ, se puso a bailar al ritmo de “That’s Not My Name” de The Ting Tings. Primero solo, luego con el decano, y finalmente con profesores y estudiantes, desató una celebración que parecía coreografiada, aunque testigos como Lara Heimann, madre de una alumna graduada, afirmaron que fue totalmente espontánea.

“He estado en muchas graduaciones, pero ninguna como esta”, comentó Heimann a Upworthy. “Carell fue honesto, gracioso y auténtico. Esa energía fue contagiosa”.