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Estados Unidos lanza una ofensiva financiera y migratoria contra redes del fentanilo


La creciente difusión de videos en redes sociales está sacando a la luz los métodos del ICE en operativos migratorios que, lejos de responder a un protocolo visible, exponen tácticas violentas que incluyen cristales rotos, detenciones sin órdenes judiciales, rostros cubiertos y armas de largo alcance.
La indignación se ha intensificado ante el impacto de estas imágenes, que documentan la actuación de agentes encapuchados y no identificados que irrumpen en propiedades privadas y detienen a personas sin mostrar credenciales oficiales. La falta de transparencia ha levantado alertas no solo entre comunidades inmigrantes, sino también en defensores de derechos civiles.
Uno de los hechos más difundidos ocurrió en el centro comercial de Pico Rivera, en Los Ángeles, cuando Adrián Andrew Martínez, ciudadano estadounidense de 20 años, fue arrestado por intentar intervenir en defensa de un inmigrante abordado por agentes del ICE. Su madre, presente en el lugar, gritó desesperadamente a las cámaras que su hijo era ciudadano. Hoy, su paradero sigue siendo incierto, lo que ha encendido aún más el debate sobre el uso de fuerza y la arbitrariedad en estas detenciones.
Otro video, grabado en Elgin, Illinois, muestra a un hombre sacado violentamente de su automóvil frente a su esposa, embarazada de ocho meses. ICE no presentó ninguna orden judicial. Solo se observó el uso de fuerza, una ventana rota y un arresto ejecutado sin identificación alguna. La mujer, angustiada, gritaba: “¡Mi bebé, por favor, ese es su padre!”.
Las imágenes evidencian una práctica recurrente: agentes federales con el rostro cubierto, sin placas visibles ni uniformes identificables, operando desde vehículos sin distintivos. La escena, más cercana a una operación encubierta que a un proceso legal, ha generado tal controversia que en California ya se discute una ley para prohibir este tipo de acciones.
Organizaciones civiles consideran que estas prácticas vulneran no solo derechos individuales, sino la confianza pública. La atmósfera de miedo provocada por estos operativos se ve amplificada por la falta de protocolos claros y la opacidad en la ejecución de las redadas.
Diversos abogados recomiendan a la ciudadanía que no interfiera directamente en las intervenciones del ICE, pero sí insisten en la importancia de grabarlas desde lugares seguros. “Grabar no es un delito, es un acto de defensa civil”, han señalado. También aconsejan buscar orientación legal inmediata si se cree estar en riesgo de ser víctima de estos operativos.
La aparición sistemática de estos videos ha empujado a los organismos defensores a articular campañas de concientización y a exigir una revisión inmediata de los protocolos del ICE. La pregunta ya no es solo sobre la legalidad de una detención, sino sobre la dignidad y los derechos que se pierden en el proceso.
El ICE ha evitado pronunciarse directamente sobre estos casos, pero el alcance de los videos ha convertido a las redes sociales en una herramienta clave para visibilizar abusos. La opinión pública se enfrenta así a una versión más cruda del accionar migratorio estadounidense, donde las imágenes se imponen a los comunicados oficiales y el testimonio digital se convierte en la principal prueba de que algo, definitivamente, no está funcionando como debería.
20-year-old Adrian Andrew Martinez, a U.S. citizen, tried to intervene as federal immigration agents questioned another man.
— Christopher Webb (@cwebbonline) June 18, 2025
He was violently taken into custody on Tuesday. His family has no idea where he is. No answers. No updates.
This is how police states operate.
(NEWS… pic.twitter.com/D2cNZFx5uv





