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Estados Unidos lanza una ofensiva financiera y migratoria contra redes del fentanilo


Un nuevo medicamento contra el VIH, llamado Yeztugo, promete revolucionar la prevención de esta enfermedad con una efectividad cercana al 100% y solo dos dosis al año. Sin embargo, su elevado precio ha generado preocupación entre expertos y organizaciones internacionales que temen que el acceso se limite únicamente a poblaciones con altos ingresos.
El fármaco, cuyo nombre científico es lenacapavir, ha sido desarrollado por el laboratorio Gilead y recientemente aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). A diferencia de los tratamientos tradicionales que requieren una dosis diaria, Yeztugo se administra únicamente dos veces al año. Según investigaciones publicadas en el New England Journal of Medicine, esto aumenta la adherencia al tratamiento, algo clave para poblaciones vulnerables como adolescentes y adultos jóvenes.
El entusiasmo por este tratamiento se ha visto opacado por las estimaciones económicas. Investigadores como Andrew Hill, de la Universidad de Liverpool, han señalado que el costo anual de Yeztugo podría alcanzar los U$D 25 000. Esta cifra preocupa incluso a países con sistemas de salud robustos, que podrían enfrentar dificultades logísticas y presupuestarias para implementar el tratamiento de manera masiva.
Ante las críticas, Gilead ha anunciado que ha firmado acuerdos con seis fabricantes para producir versiones genéricas del medicamento en hasta 120 países. Además, ha señalado que promoverá su acceso en regiones con alta incidencia de VIH y bajos recursos a través de licencias voluntarias y provisión sin fines de lucro.
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, ha sido clara al respecto: “Lenacapavir podría ser la herramienta que necesitamos para controlar las nuevas infecciones, pero solo si tiene un precio asequible y se pone a disposición de todos los que podrían beneficiarse”.
Hoy en día, los tratamientos antirretrovirales (TAR), que también previenen la replicación del virus, tienen costos significativamente menores. En países en desarrollo, se estima que una persona gasta entre U$D 200 y U$D 500 al año en TAR, mientras que en Estados Unidos la cifra se eleva hasta los U$D 1 500, sin contar consultas médicas y análisis adicionales.
Este contexto ha llevado a ONUSIDA a advertir que, de mantenerse los recortes en ayudas médicas, como ocurre actualmente en Estados Unidos, no se alcanzaría la meta global de erradicar el VIH para el año 2030. El temor es que incluso un tratamiento revolucionario como Yeztugo quede fuera del alcance de quienes más lo necesitan.





