Hoy:

    Vida de lujos del cabecilla DESA y su pareja entre joyas y oro

    Alias Jhorman y su pareja exhibían lujos mientras la red DESA operaba un esquema de lavado con empresas fantasma, prestacuentas y dinero que iba y venía desde Venezuela.

    Foto y video: América Noticias

    Alias Jhorman Barrios Martínez, cabecilla de la red criminal conocida como DESA, vivía rodeado de lujos junto a su pareja, mientras tejía un esquema de extorsión y lavado de dinero que puso bajo amenaza constante a decenas de transportistas de Lima Norte.

    Detrás de su imagen juvenil y sus constantes exhibiciones en redes sociales, se escondía una maquinaria delictiva aceitada que combinaba sicarios, amenazas y una red financiera basada en prestacuentas y empresas fantasma.

    La Policía Nacional, tras ocho meses de seguimiento y escuchas legales, logró identificar la ruta del dinero, el papel de cada operador y la forma en que el dinero de la extorsión salía del país para luego regresar convertido en divisas.

    El caso desnuda cómo los criminales han sofisticado sus métodos para ocultar millonarias ganancias obtenidas a sangre y fuego.

    Fuente: Domingo Al Día
    Fuente: Domingo Al Día

    ¿Cómo operaba el esquema de extorsión de los DESA?

    La red criminal impuso su dominio en San Martín de Porres y distritos colindantes. Los delegados de líneas de transporte eran obligados a sumarse a grupos de WhatsApp donde recibían órdenes directas del cabecilla.

    Alias Jhorman exigía entre 15 y 50 soles diarios por unidad, además de cuotas de inscripción que alcanzaban los 5 mil soles.

    Los audios obtenidos por la Policía revelan la crudeza de sus métodos: amenazas de muerte, advertencias de atentados con granadas y recordatorios de asesinatos previos como “demostración” del poder que ostentaba. Su mensaje era claro: pagar o morir.

    La estrategia de control incluía una “mesa de coordinación” virtual donde los integrantes reportaban placas de buses, paraderos y rutas, todo bajo amenaza. Así se aseguraban de que ningún transportista pudiera operar sin el aval de la organización.

    Fuente: Domingo Al Día
    Fuente: Domingo Al Día

    ¿Quiénes eran los operadores financieros detrás de la red?

    El poder de los DESA no se limitaba a la violencia. La investigación policial halló una estructura financiera diseñada para dar apariencia legal al dinero sucio.

    Uno de los nombres claves es Sara Paredes Oloya, señalada como la principal operadora del brazo económico. Según la Unidad de Inteligencia Financiera, recibió más de 4 millones y medio de soles a través de empresas ficticias, como Representaciones CJ 2021 EIRL.

    Con esos recursos adquiría bienes, realizaba viajes al extranjero y movía grandes sumas sin justificar su origen.

    A su lado estaba su esposo, Armando Córdova Salazalejo, quien constituyó la empresa Corven Group. Bajo la fachada de importación y venta de abarrotes venezolanos, canalizaba el dinero ilícito, permitiendo que circulara en el mercado formal. De esa forma, las extorsiones terminaban convertidas en negocios aparentemente legítimos.

    Fuente: Domingo Al Día
    Fuente: Domingo Al Día

    ¿Cómo se financiaba la vida de lujos del cabecilla y su pareja?

    Mientras los transportistas vivían bajo miedo y zozobra, alias Jhorman exhibía en redes sociales un estilo de vida marcado por autos equipados, relojes de alta gama y cadenas de oro. En fiestas y juergas mostraba su poder rodeado de sicarios leales.

    Su pareja, Wensy Márquez Aguilar, conocida como “la reina del filtro”, compartía en redes sociales imágenes con joyas, ropa exclusiva y viajes. Según la investigación, parte del dinero proveniente de las extorsiones terminaba financiando sus lujos personales.

    Ambos compartían la imagen de una vida despreocupada, con promesas de un futuro asegurado. Sin embargo, detrás de esas publicaciones se escondía la maquinaria de terror que mantenía bajo amenaza a cientos de trabajadores del transporte público.

    Fuente: Domingo Al Día
    Fuente: Domingo Al Día

    ¿Cuál era la ruta del dinero?

    La investigación reveló que la fortuna ilícita de los DESA se movía en varias fases. Primero, el dinero de las extorsiones ingresaba a cuentas de prestanombres o “prestacuentas”.

    Luego, se transfería a empresas fantasma que daban apariencia de legalidad a los ingresos.

    Posteriormente, las sumas eran enviadas a países como Ecuador y Colombia, antes de llegar a Venezuela. Desde allí, retornaban como divisas que alimentaban nuevamente a la organización.

    Ese flujo constante permitió que alias Jhorman mantuviera un ejército de sicarios bajo su control y reforzara su arsenal, que incluía armas de fuego y granadas.

    Fuente: Domingo Al Día
    Fuente: Domingo Al Día

    ¿Qué reveló la captura de los cabecillas?

    El megaoperativo que permitió la captura de Jhorman Barrios y su círculo más cercano dejó al descubierto el alcance del poder económico de los DESA. Durante los allanamientos se hallaron armas, granadas, autos de lujo y relojes costosos, además de documentación vinculada a las empresas ficticias.

    Los investigadores resaltan que el poder de los DESA se sostenía no solo por la violencia, sino también por la capacidad de reciclar sus ganancias ilícitas. Ese flujo económico les permitió extenderse, mantener sicarios pagados y proyectar un reinado criminal que pretendía consolidarse en Lima Norte.

    ¿Qué significa este golpe para la lucha contra el crimen?

    La desarticulación de esta red marca un precedente en la lucha contra la extorsión, al exponer no solo la violencia de los ataques, sino también las finanzas que sostenían el negocio. El reto ahora es evitar que otros grupos ocupen el espacio dejado por los DESA.

    La Policía reconoció que, aunque la captura de alias Jhorman representa un golpe significativo, la dinámica del crimen organizado en el país demuestra que “a rey muerto, rey puesto”. La vigilancia sobre las rutas de transporte y el seguimiento a los operadores financieros será clave para que este ciclo no se repita.

    • Alias Jhorman lideraba la red DESA, que extorsionaba a transportistas con amenazas de muerte.

    • La pareja del cabecilla, Wensy Márquez, compartía los lujos obtenidos de las extorsiones.

    • La red operaba con prestacuentas y empresas fantasma para lavar dinero.

    • La ruta del dinero incluía envíos a Venezuela y retorno en divisas.

    • La Policía incautó autos de lujo, joyas y armas durante el megaoperativo.