Transportistas asesinados: mafia cobra más vidas en Carabayllo
Edgar Durand y Carlos Ríos fueron atacados por sicarios cuando terminaban su jornada de trabajo.
Dos trabajadores del transporte público fueron asesinados en Carabayllo al terminar su jornada laboral. Edgar Durand Bautista y Carlos Ríos Guevara fueron interceptados por sicarios que, sin mediar palabra, abrieron fuego y acabaron con sus vidas. Ambos laboraban en la empresa Emptonsa, que desde hace un año es víctima de extorsiones. La madre de uno de ellos pide justicia. Mientras tanto, sus compañeros viven entre el miedo, la indignación y la impotencia.
¿Quiénes eran las víctimas de este nuevo atentado criminal?
Edgar Durand Bautista era un conductor responsable, dedicado al cuidado de su madre, doña Digna Bautista. No tenía esposa ni hijos, y dedicaba su vida al trabajo. Carlos Ríos Guevara, conocido en TikTok como “Riki Rikon”, era cobrador. A sus 47 años, se había ganado el cariño de todos con su carisma y alegría. Publicaba videos bailando y animando desde las unidades de transporte.
Ambos se encontraban entregando la liquidación de la jornada a la dueña del vehículo cuando fueron emboscados por sicarios en moto. La escena fue rápida y brutal: más de diez disparos en cuestión de segundos acabaron con sus vidas. “Edgar, ¿por qué me dejas?”, gritaba desconsolada su madre. “Él era mi único sustento”, decía entre lágrimas.
¿Por qué asesinaron a dos transportistas esa noche?
La empresa Emptonsa, también conocida como “11 de Noviembre”, opera en Carabayllo y desde hace más de un año es víctima de extorsiones. Conductores y cobradores deben pagar cinco soles diarios para evitar represalias. Aun así, en menos de un mes han sido asesinados tres trabajadores de la empresa. Primero fue Jonathan Silva, joven cobrador de apenas 32 años. Luego, Edgar y Carlos.
“Pagamos cada día pero aún así matan a nuestros compañeros”, señala uno de los conductores. La cuota diaria, aunque no garantice seguridad, se ha vuelto parte del costo de trabajar en la calle. A veces, incluso se separa primero el dinero del cupo antes de calcular las ganancias del día.
¿Qué revelan las familias de las víctimas sobre sus vidas y amenazas previas?
Carlos Ríos, el cobrador asesinado, era un tiktoker popular entre sus compañeros. Compartía videos desde su trabajo, usaba frases como “te quiero gordo, te quiero”, e intentaba ponerle alegría a una jornada dura y riesgosa. A pesar de los peligros, seguía trabajando con entusiasmo.
Edgar Durand, el conductor, salía cada día al volante mientras su madre rezaba para que regresara. Él mismo le había prometido buscar otro empleo cuando se enteraron del asesinato de un colega, pero no tuvo tiempo de hacerlo. Murió cumpliendo con su deber.
“Yo le dije que ya no fuera, que trabajara en otro lugar. Pero él seguía trabajando, yo lo esperaba cada día”, narró su madre en medio del dolor.
¿Cómo viven ahora los compañeros de las víctimas?
Los trabajadores de Emptonsa denuncian que trabajan con miedo. Algunos se persignan antes de salir, otros simplemente piden a Dios volver vivos a casa. “Con miedo, frustrado… A veces la policía captura y la fiscalía lo suelta. La presidenta no hace nada”, declaró un conductor visiblemente afectado.
Una cobradora relató que gana entre 20 y 30 soles al día, de los cuales debe separar cinco para pagar a los extorsionadores. “¿Por qué está pasando esto?”, se pregunta.
En señal de protesta, la empresa paralizó sus actividades. Cansados de la impunidad y el terror, muchos trabajadores decidieron no salir a trabajar. Temen ser los siguientes.
¿Qué está haciendo la policía frente a esta ola de asesinatos?
Según el Ministerio del Interior, más del 70% de empresas de transporte en Lima y Callao han sido víctimas de extorsión. Rutas completas están bajo control de mafias criminales. Sin embargo, la respuesta estatal sigue siendo lenta.
“Pasó una moto lineal y lo baleó, no dejó ni foto ni número. ¿Quién era? El compañero Jonathan”, cuenta uno de los trabajadores. Aún no hay responsables detenidos por ninguno de los tres asesinatos cometidos contra miembros de Emptonsa.
¿Qué pasó la noche en que asesinaron a Edgar y Carlos?
Era el 8 de julio. Ya habían terminado su jornada y se preparaban para guardar el vehículo. En ese momento, dos sicarios los abordaron. Acribillaron a ambos sin piedad. Edgar cayó en el acto. Carlos también fue alcanzado por las balas. Su último mensaje de TikTok decía: “Te quiero gordo, te quiero”.
Edgar fue trasladado al hospital, pero no resistió. Su madre llegó hasta la morgue para reconocerlo. “Él no era tomador, era un hombre bueno. No entiendo por qué lo mataron”, decía entre sollozos.
¿Cuántas vidas más deben perderse antes de que haya una solución?
La empresa ha perdido a tres de sus miembros en menos de un mes. Los extorsionadores operan con total impunidad. Los trabajadores continúan con temor y sin respaldo. Mientras tanto, las autoridades anuncian medidas que nunca llegan o no se concretan.
Doña Digna ahora reza por un país sin sangre, donde los hijos regresen a casa. “¿Qué será de mi vida?”, pregunta. Ella, como miles de madres, ha sido golpeada por la violencia.
¿Cuál es el llamado de las víctimas a las autoridades?
Los trabajadores piden justicia, seguridad y garantías. No quieren enterrar a más compañeros. Piden que las autoridades actúen, que las fiscalías no liberen a los capturados, que el gobierno intervenga con urgencia. “Podría ser yo mañana”, dice una cobradora. “No se puede vivir así”.
La muerte de Edgar y Carlos no puede quedar en el olvido. Son el reflejo de un país que sangra por las venas del transporte público, donde cada ruta puede ser la última.
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Edgar Durand y Carlos Ríos fueron asesinados tras su jornada en Carabayllo.
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La empresa de transporte Emptonsa ha sufrido tres asesinatos en menos de un mes.
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Conductores y cobradores deben pagar cinco soles diarios a extorsionadores.
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La madre de Edgar, su único sustento, exige justicia.
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Carlos era conocido como “Riki Rikon”, cobrador carismático y tiktoker.
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Compañeros paralizaron sus labores en señal de protesta.
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La policía aún no detiene a los responsables.
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Las víctimas trabajaban a pesar de las amenazas.
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Piden al gobierno actuar y frenar la ola de extorsiones mortales.











