El llanero que no fue

Designación de Richard Rojas, hombre de confianza de Vladimir Cerrón, como embajador fue desestimada luego que el Poder Judicial dictó impedimento de salida del país contra él

Richard Rojas tiene impedimento de salida del país. | Video: Cuarto Poder

Richard Rojas, hombre de confianza de Vladimir Cerrón, seguirá en el país por una decisión judicial y no podrá asumir el cargo de embajador en Venezuela para el que fue designado. Por ahora, deberá seguir dedicándose a Sonovisión, un negocio de venta de televisores smart en Paruro.

El jefe de la campaña presidencial de Pedro Castillo fue protagonista de uno de los últimos papelones del Gobierno. Primero lo quisieron hacerlo embajador de Panamá, pero el Gobierno panameño dijo, “ahora no joven”. La razón es simple. El hombre de confianza de Vladimir Cerrón está siendo investigado por el delito de lavado de activos.

La hipótesis del Ministerio Público es que el Gobierno Regional de Junín generó un flujo constante de dinero sucio que iba directamente a las arcas de Perú Libre. Desde ahí, Rojas, como dirigente, habría ayudado a convertirlo, transferirlo y ocultarlo con un solo propósito.

Ninguna de esas acusaciones fueron impedimento para que el presidente, luego del fiasco con Panamá, hiciera un segundo intento y anunciara su designación como embajador de Venezuela. Un salvavidas que en realidad era un 'cambia vidas'.

Y es que el buen Richard no iba a irse a vivir a las zonas populares de Caracas, y mucho menos a sufrir la escasez. Debía tener un lugar digno, mucho más digno que el pequeño departamento de la avenida Zorritos, donde vive.

Para él estaba destinada la Residencia Oficial del Embajador del Perú en Venezuela, ubicada en la exclusiva urbanización Country Club. Cerca de los campos de golf del mismo nombre y rodeado de calles apacibles.
 
Ahí lo esperaban 2200 metros cuadrados, 7 personas para atenderlo, entre cocinero; chofer; mayordomo; seguridad y jardinero. Solo para él, 8 habitaciones y cinco baños, sala de estudios y recepción, un salón comedor para 20 personas, una piscina con trampolín, área de parrilladas y estacionamiento para 8 vehículos. Como diría el Presidente: No más pobres en un país rico.

Todo estaba listo para su mudanza, incluso esta semana estaban finalizando el mantenimiento de uno de los techos de la residencia. Los ambientes relucían y casi casi ya nos estábamos imaginando a Richard estrenando casa nueva..

Todos esos sueños se hicieron humo cuando el Poder Judicial le comunicó a Rojas que no podía salir del país por 6 meses. Antes de conocer la decisión, un nervioso Richard, sentado en un carro, acaso listo para arrancar, defendía su propia designación.

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