Hablan los policías: el otro rostro de las violentas protestas

Los testimonios de tres policías que nos permiten conocer cómo se vive y que sienten los que están del otro lado durante las manifestaciones

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Milagros Cari camina como cada mañana por las calles de Breña rumbo al mercado, acompañada de su fiel “Chato”, al que adopto hace tres años y que se ha convertido en su guardián incondicional.

Es una joven de 29 años, que hace las compras para el almuerzo y, de esa manera, ayuda a sus padres durante su tiempo libre. Y es que Milagros combina sus días de descanso con un trabajo de alto riesgo.

Es la única mujer al interior del Grupo de Intervenciones Rápidas (GIR) de la Policía Nacional del Perú (PNP), compuesto por más de 160 agentes. Junto a su compañero, el suboficial de tercera Miguel Ángel Pacoy, ha vivido de cerca la violencia en las protestas ocurridas en el Cercado de Lima.

 La joven policía ha sido testigo de cómo sus compañeros cayeron heridos en medio de los violentos enfrentamientos. Ingresó a la Policía con apenas 16 años, y pese a ser menor de edad, logró convertirse en uno de los referentes al interior del GIR.

En Villa El Salvador, Ximena Silva alista el desayuno que cada mañana, antes de las 5 y 30, comparte con su padre, el brigadier Ricardo Silva, un curtido policía con más de 34 años de servicio.

Terminado el desayuno, y luego de los días de descanso médico por las lesiones que sufrió durante el enfrentamiento, el brigadier Silva regresa al trabajo. Sale como cada mañana antes de las 6, toma su auto y emprende el viaje hacia su unidad ubicada en La Victoria.

Ricardo lleva más de siete años como parte de la Unidad de Servicios Especiales de la policía y ha participado en diversos hechos de violencia suscitados a lo largo de nuestro país, siempre en primera línea.

Ricardo desafía el alta médica a sus cincuenta y seis años. Treinta y cuatro de estos en la policía lo motivan a continuar dando ejemplo a sus compañeros más jóvenes.

Ricardo está listo para continuar. Frente a su escuadra, compuesta por más de veinte jóvenes que apenas superan los 24 años, emprende la marcha hacia el cruce de Nicolás de Piérola con la avenida Abancay.

Jueves 26 de enero pasado, la violencia y el caos se adueña de la Plaza Grau, muy cerca del Palacio de Justicia.

En medio del enfrentamiento, un detalle llamó la atención de los operadores de las cámaras de seguridad de la Municipalidad de Lima. Eran dos jóvenes policías dándoles cobertura a tres señoras, en medio del desconcierto. El oficial que le entrego su casco a la señora, fue el teniente Yordi López, con seis años en la policía.

Tres policías, tres rostros que muestran el otro lado de las violentas protestas de las últimas semanas. Historias que no justifican los excesos de las fuerzas del orden y en los que la justicia deberá establecer responsabilidades individuales, pero que nos permiten conocer cómo se vive y lo que sienten los que están del otro lado de la línea de fuego.

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