Hoy:

    Dina Boluarte: Último año de gobierno con aprobación mínima

    La presidenta Dina Boluarte enfrenta su etapa más crítica con bajo respaldo ciudadano y denuncias

    Dina Boluarte entra a su último año con una aprobación mínima, múltiples escándalos y un pacto con bancadas del Congreso que ya empiezan a marcar distancia. Video: Cuarto Poder

    La presidenta Dina Boluarte inicia su tercer año de mandato siendo una de las jefas de Estado más impopulares del mundo. Con apenas 2% de respaldo ciudadano y sin bancada propia, ha logrado sostenerse en el cargo gracias a alianzas estratégicas con fuerzas políticas que la mantienen en el poder.

    Boluarte llega al tramo final de su gobierno marcada por escándalos, cuestionamientos por su silencio ante la prensa y decisiones que han acentuado su desconexión con la población. Pese a ello, asegura que seguirá en el cargo hasta el 28 de julio del 2026, "como manda la Constitución".

    Silencio, frivolidad y escándalos presidenciales

    Uno de los aspectos más criticados de su gestión ha sido el prolongado silencio que mantuvo con la prensa por más de 250 días. Esta práctica inédita en la democracia peruana ha sido interpretada como una muestra de desprecio hacia el escrutinio público y la transparencia.

    El informe de Cuarto Poder detalla que su mandato ha estado acompañado por diversos escándalos: desde el uso de relojes Rolex, cirugías plásticas sin aclaración, hasta el aumento de su propio sueldo presidencial en más de 35 mil soles mensuales. Estos hechos han generado un profundo rechazo popular, sumando tensión a su ya frágil imagen pública.

    Alianzas que sostienen su mandato hasta el 2026

    A falta de respaldo ciudadano o político propio, Boluarte ha construido una red de alianzas que, según analistas, son las que realmente le han permitido permanecer en el cargo. Voces expertas sostienen que pactos con líderes como César Acuña o Keiko Fujimori habrían garantizado el blindaje a cambio de cuotas de poder.

    "Si Boluarte no hubiera negociado con ellos, hace rato estaría fuera del gobierno", se afirma en el reportaje. El Congreso, por su parte, parece haber adoptado una postura pragmática: “mal con Dina, pero peor sin ella”. Sin embargo, este año electoral podría cambiar esa dinámica, generando nuevas tensiones entre el Legislativo y el Ejecutivo.

    Un gobierno alejado de la ciudadanía y sin cuadros técnicos

    El estilo de gobierno de Dina Boluarte ha sido calificado por analistas como improvisado, con una gestión centrada en un círculo muy reducido de personas. Las designaciones ministeriales —señalan— se basan más en la lealtad que en la experiencia técnica o profesional.

    A pesar de destacar cifras macroeconómicas como signo de estabilidad, se advierte que estos resultados obedecen más al trabajo del Banco Central de Reserva y a factores internacionales. La población, en cambio, enfrenta problemas reales como el incremento de la inseguridad, el alza de la pobreza y la falta de políticas efectivas. En palabras de uno de los entrevistados: “es un gobierno atrapado en el aislamiento y la precariedad”.