A punta de balas y delitos se habían hecho conocidos en las calles. La consigna de la policía era una: capturar a los integrantes de la sanguinaria banda, Los Hijos de Dios del cono norte. El gran arsenal de municiones reflejaba la peligrosidad de esta banda que no dudaba a la hora de grabarse con armas, evidenciando con el rastrillar de sus pistolas sus avezadas intenciones, dispuestas siempre a matar.
Fueron siete los detenidos jóvenes que bordeaban los 19 y 25 años. Hombres y mujeres que se dejaron seducir por las balas y el dinero mal habido. Cayeron con la droga que los envalentonaba a la hora de cometer sus delitos. La tan codiciada tusi, el éxtasis con las que prendían las fiestas en los conocidos búnkers, estaba lista para ser comercializada.
Habían hecho su fortín en esta casa de cuatro pisos, donde las paredes ocultaban su oscuro negocio de la trata de personas y extorsión. Una especie de búnker donde se escondían luego de cometer sus delitos y en el que mantenían por corto tiempo a las mujeres sometidas a sus lucrativos intereses.
La nueva unidad especializada de la policía, revisó en cada rincón de la casa, entre los cajones, en los roperos, debajo de los colchones, pues, en esta vivienda, en San Martín de Porres, se escondían los llamados Hijos de Dios, una facción del Tren de Aragua que venía sembrando terror en todo el cono norte.
Este sujeto que caminaba campantemente por las calles, siempre escoltado por sus soldados de la muerte, alerta a sus enemigos y sigiloso ante los ojos de los transeúntes, es Nerwin José Flores barrera, alias el gringo, cabecilla de Los Injertos Hijos de Dios, un peligroso criminal que de día pasaba desapercibido y que, de noche, solía supervisar las llamadas plazas de explotación sexual.
Presumía su vida de excesos rodeados de armas y licores costosos, en fotografías o videos donde lucia granadas y pistolas como símbolo de su poderío. Una libreta escondida entre sus prendas guardaba los apuntes de su clandestino accionar, los montos de los cobros extorsivos, quedaron al descubierto en una larga lista, al igual que los ostentosos relojes y joyas que poseía.
Nerwin Flores barrera, al parecer, sería íntimo amigo de alias plaza vea, integrante fundador de los hijos de dios, brazo armado, custodio de los explosivos en los, ya, conocidos búnker y encargado de la seguridad del número uno de los gallegos, José ángel ortega padrón conocido en el mundo criminal como Armando, quién cayó junto a otros miembros, luego de un operativo el 10 de noviembre del 2022.
Se sabe que esta mafia del Tren de Aragua, conocida como Los Injertos de los Hijos de Dios usaban a las mujeres para saciar sus más bajos instintos. Incluso, a la hora de la intervención, alias El gringo se encontraba con una de estas jóvenes a la cual explotaban sexualmente.
Y aunque gran parte de esta banda negaba ser integrante de la peligrosa red, sus torsos desnudos dejaban ver las marcas dibujadas con tinta indeleble, figuras que se han vuelto en requisito indispensable a la hora de ingresar a la organización.
Pero, fue un tatuaje en la mano de uno de ellos, que llamó la atención de la policía. La misma imagen que poseía con orgullo Daiverson Rodríguez, el sicario que asesinó de 30 balazos a Rubí, una mujer transexual el año pasado.
Se creían intocables, pero sus manos manchadas de sangre revelarían su lado más cruel y despiadado… un cuerpo con una bolsa en la cabeza, atado de manos y pies, encontrado dentro de un colchón, hablaría por sí solo. Los restos le pertenecían a Carlos Luis Zozaya, un venezolano que habría sido asesinado por la hegemonía de las extorsiones.
La policía no descarta que esta banda hubiera mantenido vínculos con el Maldito Cris y con Wanda del Valle Bermúdez. Se sospecha que podrían haber pertenecido al grupo de sus sicarios, esos que le cuidaban las espaldas, cumplían sus órdenes y eran sus ojos y oídos en las calles.
Un operativo a cargo del coronel Montufar, jefe de la brigada especial contra el crimen de Lima Norte, que ha empezado a desbaratar las peligrosas bandas del Tren de Aragua. Para la policía, no hay tregua que valga. Ahora, esta facción del tren de Aragua está tras las rejas, donde no podrán disfrutar más de sus lujos y su sed de poder.
