La vida política de Alberto Fujimori

Alberto Fujimori, hijo de inmigrantes japoneses, polarizó y despertó, estando en la cárcel y en libertad, amor y odio entre los peruanos

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Alberto Fujimori, ingeniero agrónomo, hijo de inmigrantes japoneses, que por los años 90 probó suerte en la política peruana y logró construir el llamado fujimorismo.

Fue presidente tres veces, huyo a Japón, renunció desde el extranjero, fue extraditado, encarcelado y condenado por varios delitos, entre ellos, por su responsabilidad en las matanzas de Barrios Altos y la Cantuta,

La historia política de Alberto Fujimori se empezó a escribir en abril de 1990. Por esos años, el Perú, vivía agobiado por la pobreza, el terrorismo, la hiperinflación y la desconfianza a la clase política de ese entonces. En medio de ese caos apareció como el outsider del partido Cambio 90.

El discurso logró conquistar el 60 por ciento de los votos y vencer en segunda vuelta al laureado Mario Vargas Llosa.

Fujimori, recibía así la banda presidencial de su primer gobierno, el día de su cumpleaños, el 28 de julio de 1990.

Fue el gobierno del fujishock, una radical medida económica para controlar la hiperinflación. El gobierno del autogolpe de Estado, del 5 de abril de 1992, un autogolpe apoyado por la mayoría ciudadana.

Ese mismo año, el gobierno de Alberto Fujimori capturó a Abimael Guzmán Reinoso, cabecilla de Sendero Luminoso y responsable de las más grandes atrocidades y atentados terroristas en el Perú. También fue capturado el líder del MRTA Víctor Polay Campos.

Era noviembre de 1992, Fujimori convocó a elecciones para un Congreso Constituyente y así plasmar sus reformas políticas en una nueva Constitución. Una nueva Constitución que permitió implementar un modelo económico que ha sido fundamental para el desarrollo del Perú en los últimos 30 años, asegurando el no retorno a la hiperinflación de los años 80.

Una nueva Constitución, en la que también se estableció la reelección presidencial.

En plena campaña electoral del 95, los problemas limítrofes con el Ecuador revivieron. Fujimori afrontó el conflicto armado que concluyó, años después con la demarcación definitiva entre ambos países. Su contendor, el exsecretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, fue vencido con el 65 por ciento de votos.

Pero el episodio más difícil que afrontó, fue la toma de la Residencia del embajador de Japón, en Lima, por el MRTA, en diciembre de 1996. Los reflectores de las cadenas internaciones apuntaban al Perú.

Cuatro meses después, con la ‘Operación Chavín de Huántar’, fueron rescatados 71 rehenes. Uno falleció durante la operación. Todos los emerretistas murieron durante el enfrentamiento.

Por estos años, el gobierno de Fujimori ya enfrentaba graves denuncias por corrupción, violación de derechos humanos, el control de los poderes del Estado y el poder paralelo que ejercía su asesor de inteligencia, Vladimiro Montesinos. También se denunciaba su afán por perpetuarse en el poder. 

Interpretó la Constitución a su favor. Inscribió su partido Perú 2000, y volvió a postular para un tercer mandato en medio de denuncias de una fábrica de firmas falsas para inscribir su partido. Una campaña marcada por el popular ‘Ritmo del Chino’.

Asumió el poder por tercera vez y en medio de serios cuestionamientos. Apenas dos meses después, los ‘Vladivideos’, trajeron abajo su tercer gobierno, tras 11 años en el poder.

Por la salita del Servicio de Inteligencia Nacional, pasaron congresistas, empresarios, dueños de medios de comunicación y personajes influyentes. 

En noviembre de 2000, Fujimori fugó del país. Partió para participar al Foro Económico Asia Pacifico – APEC y se refugió en Japón aprovechando su doble nacionalidad. 

Presentó su renuncia. El Parlamento no lo aceptó y lo destituyó por incapacidad moral.

Se volvió a casar, postuló al Parlamento japonés, sin éxito. Escribió libros y dio conferencias sobre la lucha contra el terrorismo. Era el hijo ilustre de Japón, el migrante que gobernó un país.

De pronto, tras 5 años en Japón, y a bordo de un jet privado, partió hacia Chile. Sobrevoló cielo peruano. En Chile, cruzó los controles migratorios como un turista cualquiera, pese estar en la lista de prófugos de la Interpol. Se hospedó en la suite de lujoso hotel Marriott, en Santiago de Chile, y puso en jaque las relaciones diplomáticas entre Perú y Chile.

A menos de 24 horas de pisar suelo chileno, fue detenido y empezó su proceso de extradición. En mayo de 2006, con una medida de libertad provisional, alquiló esta mansión en el distrito de Las Condes.

En febrero de 2007 la Corte Suprema de Chile aceptó la extradición. Fue directamente a la Diroes, desde donde afrontó 21 cargos por corrupción y violación de derechos humanos.

Se inició un largo camino judicial, convertido en el primer expresidente peruano procesado por homicidio calificado y secuestro, por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta.

En 2009 lo sentenciaron a 25 años de prisión. Tuvo también condenas por un allanamiento ilegal y por el pago de 15 millones de dólares a Vladimiro Montesinos.

En 2012 Fujimori, fue diagnosticado con cáncer a la lengua. En 2017, el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski le otorgó la Gracia Presidencial.

Cinco meses después, la Corte Suprema anuló la Gracia Presidencial. Alberto Fujimori regresó al penal Barbadillo.

Tras varias idas y venidas judiciales, en diciembre de 2023, un fallo del Tribunal Constitucional abrió la puerta de Barbadillo a Alberto Fujimori,

Fujimori, el outsider, el hijo de migrantes que gobernó el país 11 años, que cambió la economía, que luchó contra el terrorismo, que fue acusado de corrupción, homicidio, secuestro, el político que polarizó el país, murió a los 86 años, dejando un legado que será juzgado por la historia.

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