El testimonio del rescatista que sobrevivió a la caída de una congeladora

El agente policial Jhoao Jolkeda asegura que ha “vuelto a nacer” y cuenta los días para reincorporarse a su unidad a fin de continuar con las labores de apoyo a los damnificados.

Foto y video: América Noticias

Es policía de vocación y rescatista por convicción, siempre presto a servir y listo a morir. Fue el protagonista de un trágico e impactante suceso, cuando su vida colgaba de una cuerda y cumplía con su arriesgada labor. Ahora, desde el hospital narra los duros momentos que le tocó pasar, cuando sentía que podría morir.

Jhoao Jolkeda Loyala tiene 37 años, y 15 de ellos, los ha entregado en alma y corazón a su institución, 8 de los cuales ha servido, valerosamente, a la División de Rescate. Viene de familia policial y desde muy pequeño soñaba con vestir el uniforme que, ahora, luce con tanto orgullo en estas fotografías.

Su destreza, experiencia y su gran corazón lo habrían llevado, ese terrible miércoles, a tomar la decisión, de ser él, una de las personas indicadas para bajar por la cuerda, en busca de los dos cuerpos que habían caído, al río Rímac. La oscuridad y los constantes deslizamientos no jugaban a favor.

De pronto, en cuestión de segundos, más partes de la casa empezaban a colapsar. Tuvieron que dejar el rescate, pues sus vidas corrían peligro, por lo que dos de ellos, subieron primero, para luego sacar a su compañero policía. Cuando se encontraba a la mitad de la pendiente, Jhoao, fue embestido por un congelador que se hallaba en la vivienda que se caía a pedazos.

Mientras que Jhoao volvía en sí, y se aferraba a la vida, sus colegas rescatistas desesperadamente, trataban de subirlo. En esos minutos, el uniformado, cuyo cuerpo se encontraba inerte, colgado de una soga, dice haber sentido miedo a la muerte.

Momentos de terror y angustia que fueron registrados en video. Fueron escenas de incertidumbre que no sólo vivieron sus amigos y los que se encontraban presentes, también su querida esposa con la que lleva más de 10 años.

El suboficial Jolkeda o el negrito como lo llaman de cariño en la unidad de rescate, no sólo es un valiente y aguerrido policía, también es un hijo ejemplar, un padre cariñoso y un esposo amoroso. Devoto del señor de los milagros, por lo que todos los años, en el mes de octubre, se pone la túnica morada, para cargar junto a su cuadrilla.

Nació y creció en una familia rodeado de mujeres. Es el cuarto de seis hermanos y el único hombre, por lo que es el orgullo de sus seres queridos. Esos que ahora, derraman lágrimas de alegría, por seguir teniéndolo, a su lado.

No tiene ni una costilla rota, y mucho menos un hueso quebrado. Siente que ha sobrevivido de milagro, pues, dice que ha sido bendecido con una segunda oportunidad y ahora, más que nunca, cree rotundamente, en el significado de su nombre, que quiere decir que Dios fue misericordioso, porque no duda, que ha vuelto a nacer.

Johao Jolkeda, es un efectivo altamente capacitado, ha participado de más de una decena de rescates y aunque es consciente que pertenece a una unidad de alto riesgo, todos los días sale de casa con una única misión, la de cumplir con su labor.

Este policía por vocación, salsero de corazón y rescatista por devoción, que hoy se encuentra en una camilla, espera pronto regresar a casa para abrazar a la niña de sus ojos, una pequeña de 8 años a la que tuvieron que ocultarle las lesiones de su padre, pero que cuenta los días para volver ver a su cómplice de juegos.

Desde su base, sus amigos y colegas también esperan con ansias el regreso del querido negro como lo conocen en la división, y desde su segunda casa le envían palabras de aliento, a ese compañero, consejero instructor. Johao Jolkeda es uno de los tantos valerosos policías que arriesgan sus vidas por las de otros. Sobrevivió de milagro y vivió para contarlo.

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