El silencio de PPK

EXCLUSIVO. Cuarto Poder ingresa a la casa de Pedro Pablo Kuczynski, que se ha convertido en su prisión.

(Video: Cuarto Poder)

En la cuadra 9 de la calle Choquehuanca de San Isidro hay una casa que se ha convertido en cárcel. Cuarto Poder ingresó a ella para visitar, en estricto silencio, a su presidiario: el ex mandatario Pedro Pablo Kuczynski. PPK está prohibido de hablar con los periodistas. 

Solo, apartado, fundido en el olvido colectivo, su apellido ha vuelto a ser escrito en redes sociales y periódicos: el 2017 fue el autor o el culpable del indulto a Alberto Fujimori quien, ironías del destino, en cualquier instante respirará libertad, mientras Kuczynski permanece preso en su propia casa. PPK enfrenta serias acusaciones por tráfico de influencias, colusión y lavado de activos, la mayoría vinculadas al caso Odebrecht.

Marzo del 2022, han pasado cuatro años de su renuncia a la presidencia, y casi tres años de encierro por una orden de prisión domiciliaria. En su casa, el tiempo entremezcla los recuerdos del candidato, del presidente que se fue antes que lo destituyan y del ciudadano que, prisionero en su casa, es investigado.

Su comedor, donde solo se sirve su plato, es una especie de secretaría penitenciaria donde PPK ha acomodado el libro policial de Supervisión y Control del Procesado. Aquí, cuatro veces por día, debe firmar y dejar plasmada con una huella digital, la constancia de que no se ha escapado.

Solo en casa, María es, al momento, su única y mejor compañía. Conoce la rutina estricta del doctor, como llama a PPK. Lleva el control de las 13 pastillas que toma por día.  

Este lunes la junta médica de una clínica local emitirá un informe ante la recaída del paciente Kuczynski. Su riesgo cardiaco, con una válvula y un by-pass en el corazón, se ha incrementado. Esto sin contar los otros males de sus trajinados 83 años.

En esta casa de antiguas risotadas y visitas en corbatas, solo se ve pasar a sus cuatro mascotas, dos de ellas rescatadas de la calle. Aquí ya no se escucha música y los instrumentos hace rato se dejaron de tocar, casi, casi desde que dejó la banda presidencial

La familia de PPK, repartida entre Estados Unidos e Inglaterra, acaba de recibir este parte psicológico que determina que el ex mandatario ha “incrementado progresivamente los síntomas (de un antiguo cuadro de ansiedad)”, además del insomnio que ha mejorado con “tratamiento hipnótico-sedante”, hoy presenta “sintomatología depresiva”. El problema es que sus males del corazón le prohíben tomar más pastillas.

Explican sus psiquiatras que, al ser un adulto mayor privado de su libertad y privado de estímulos externos, PPK corre mayor riesgo de que su depresión se acelere generando impacto negativo en sus capacidades mentales.

A las seis en punto, PPK ha citado a su abogado y lo recibe en camisa. Es su formalidad con cada visita. De seis procesos que hoy se le sigue, ninguno es de sus años en la presidencia. Su prisión domiciliaria es por un proceso de cuando era ministro de Economía en el gobierno de Alejandro Toledo y una de sus empresas, Westfield Capital, de las que según él se había desligado, tuvo contratos con Odebrecht. Hace pocos días le acaban de ordenar otros 30 meses de impedimento de salida del país por una investigación por supuesto lavado de activos durante la campaña presidencial del 2016.

Desde casa, Kuczynski ve en las noticias a otros expresidentes procesados e incluso ya acusados declarando a la prensa y defendiéndose en libertad y a pantalla completa. PPK se mira al espejo y apaga el televisor.

El abogado Julio Midolo ha reclamado ya a la fiscalía por el estado actual de la casa en Cieneguilla incautada a PPK. Las imágenes de un dron tan testimonio de que todo pasado fue mejor. Lo que fue una propiedad heredada a su hija, hoy está tan destrozada como la paz que alguna vez tuvo la familia.

Midolo también ha reportado al Poder Judicial que hasta la puerta de PPK han venido a cobrarle por los recibos de luz y agua de la casa vecina que desde hace 3 años le fue incautada en Choquehuanca. Él se negó a pagar.

Sin recursos para más, la familia y amigos han empezado a reunir dinero para cubrir los gatos de salud, de comida y de abogados.

La exprimera dama y esposa de Kuczynski, Nancy Lange, está en Estados Unidos, donde en acuerdo con su esposo, atiende la salud de la menor de sus hijas.  

En los tres años de encierro ellos solo se han visto a través de un celular. 25 años de matrimonio, tres en la virtualidad.

Esa alerta de Nancy Lange le significó a PPK un ingreso por emergencia a la clínica y un diagnóstico de que su corazón no está mejor. El ojo de la esposa lo salvó.

Un intercambio de saludo es lo máximo que se puede dar entre el expresidente y la prensa. Cuenta su abogado que una vez casi lo llevan a prisión por declarar en pandemia sobre economía internacional. Desde entonces, no hay forma de que alguien lo haga hablar.

Ante la imposibilidad de comunicarse verbalmente, el economista utiliza las manos. Acompañado de su padre e hija, redacta con un lapicero lo que será su tercer libro en encierro sobre el desarrollo y declive de los países latinoamericanos.

Cuenta la enfermera que solo la llamada de su esposa puede interrumpir estas ceremonias. En estricto silencio, Kuczynski escribe y lee libros donde se cita su nombre. Subraya aquellos pasajes que hablan de su gobierno o de cualquier hecho irregular que se hubiera suscitado. Le preocupa lo que los textos digan de su apellido. Lo que quede en la historia.

Hay hechos del ayer que no le pesan. Entre ellos, la decisión de dar libertad a Alberto Fujimori, y que ha sido refrendada por el Tribunal Constitucional. Decisión que otra vez pone a una mitad de la opinión pública a su favor y a la otra furiosa en su contra.

María deja la casa los sábados por la mañana. Ella, nos confiesa, se va con pena y preocupación. Le cuesta decir adiós.

PPK en el encierro, PPK en su soledad, PPK en su ocaso.

 

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