Secuestradores de empresario coreano recibirían cadena perpetua

Salen a la luz nuevos detalles del secuestro del empresario coreano que fue rescatado tras un enfrentamiento entre policías y delincuentes. Ahora, los involucrados podrían recibir hasta la cadena perpetua

Foto y video: América Noticias

Su mirada perdida y vacía era el reflejo de una batalla que pocos podrían imaginar. De alguien que sufrió las más terribles torturas, con las manos amarradas, sin comer ni beber, solo abandonado a su suerte.

Un adulto mayor que vio la muerte de cerca, no una, sino muchas veces. Durante varias horas había estado en manos de secuestradores, mentes siniestras que disfrutaban del sufrimiento ajeno, para quienes la vida y la libertad valen millones de dólares. 

A sus 68 años, el coreano Chansik Kwang, empresario exitoso que abandonó su país para trabajar en el Perú. Sin embargo, el pasado martes 24, su vida dio un giro siniestro de 180 grados.

Eran las 4:29 de la mañana. Luego de algunas horas de apuestas y diversión, Chansik salió de un conocido casino en Miraflores, cerca de su casa. En ningún momento sospechó que una banda de secuestradores lo venía vigilando.

Todo ocurrió en cuestión de segundos. No tuvo tiempo de reaccionar; solo escuchaba las retorcidas voces en un idioma que no entendía y el frío metal de las armas presionando su cabeza. 

Durante el trayecto, lo golpearon fuertemente, dejándolo con varias contusiones y hasta con una costilla rota. Aunque el dolor físico era intenso, el miedo a lo que vendría después se volvió peor.

Parecía una pesadilla. No entendía cómo pasó de una luminosa sala de juegos de apuestas a un sombrío y abandonado almacén en San Juan de Lurigancho. Un lugar donde la esperanza simplemente no existía. 

Allí, lo tuvieron en cautiverio y le tomaron estas fotos para enviárselas a sus familiares. Después, exigieron 3 millones de dólares a cambio de su liberación. Pero a diferencia de otros secuestros, estos hampones no exigían maletas con billetes ni transferencias. Lo suyo era el dinero digital.

Según la policía, los captores se comunicaron directamente con la encargada de las finanzas de la empresa de minerales y metales, perteneciente a la víctima. Una joven coreana a quien también vigilaban desde las sombras. 

Los secuestradores de nacionalidad venezolana no dejaban nada al azar. No solo tenían en la mira al extranjero sino también a sus seres queridos. Cada paso que daban, cada visita, cada llamada, nada se les escapaba.

Mientras tanto, los policías habían estado trabajando en silencio y ya los tenían ubicados; lamentablemente, antes de que pudieran dar el golpe, los criminales escaparon con dirección a Lima Norte. 

Los secuestradores llevaron a Chansik Kwang en este auto, pero su actitud sospechosa llamó la atención de los efectivos policiales del escuadrón de emergencia, quienes se encontraban patrullando en el distrito de Independencia. Les pidieron detenerse y, al no obedecer, se inició la persecución. 

Los secuestradores no dudaron en abrir fuego contra los agentes del orden. Además, lanzaron una granada de guerra que, tras explotar, provocó la rotura de las lunas del patrullero que los seguía. 

Finalmente, y tras un intenso fuego cruzado, lograron detener a estos tres hombres en el cruce de las avenidas Túpac Amaru y Los Jazmines. Ahí, rescataron al ciudadano coreano, quien fue encontrado en la parte trasera del vehículo. 

Su rostro reflejaba el terror vivido, pero por fin estaba a salvo. Le quitaron los precintos de seguridad que llevaba en las manos y lo cargaron con cuidado hasta la camioneta policial para llevarlo a una clínica, temiendo que cualquier movimiento brusco pudiera empeorar su frágil estado. 

Anderson, Abraham Ravenstein Betancourt, Víctor Manuel Castro Hurtado y Eduardo José Blanco fueron llevados a la dirección. Ellos enfrentan una detención preliminar por siete días y, de confirmar su participación en el secuestro, podrían recibir cadena perpetua. 

Chansik Kwang continúa en proceso de recuperación. Su cruel agonía no solo es física, también emocional. Por su cabeza solo pasan los recuerdos de todo el tiempo que permaneció amarrado, envuelto en lágrimas y frustración, a merced de sanguinarios criminales de quienes se espera una larga estadía en la cárcel por el bien de todo

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