La mochila de Guillermo Bermejo

El legislador de Perú Libre es procesado por presunto delito de afiliación subversiva

Foto: Cuarto Poder

Después de 13 años, reveladoras imágenes captadas por agentes de la división de investigación de terrorismo de la Dircote vieron la luz esta semana, en pleno juicio oral contra Guillermo Bermejo.

El legislador de Perú Libre es procesado por presunto delito de afiliación subversiva.

Sus movimientos en Ayacucho con personas vinculadas a Sendero Luminoso están claramente registrados en los archivos de Dircote.

En 2008 este mismo personaje, lejos del poder y con tan solo una mochila en la espalda fue captado por la Dircote en las ciudades de Huamanga y Huanta junto a un grupo de jóvenes.

Pocos sabían entonces que esos amigos suyos eran parte del comité de apoyo de Sender Luminoso en la zona.

La historia inició ese año gracias a datos que entregó Javier Antonioni a agentes de la Dircote. Él era parte de socorro popular, la facción más sanguinaria de Sendero. Fue encarcelado pero durante su encierro decidió colaborar con la División de Investigación de Terrorismo Internacional.

Incluso después de la cárcel continuó recabando como infiltrado valiosa información sobre la hueste de Abimael Guzmán que seguía en actividad.

El informante detalló que Bermejo, a quien se le conocía como Camilo Torres, parecía tener una misión en el Perú.

Entonces agentes de inteligencia de la Dircote lo filmaron cuando Bermejo, aún somnoliento, bajaba del bus mochila a la espalda. En fotos se ve a Bermejo en la plaza de Huanta junto a William Minaya Romero, quien según información judicial, era miembro de apoyo en el comité de la organización de los Quispe Palomino.

Al tiempo, a Minaya Romero a quien se le vio fusil en mano fue sentenciado luego de que su militancia senderista quedara en evidencia.

También llamó la atención su visita a Ulser Pillpa Paitán al penal de Huanta el 3 de agosto de 2008 junto a Eloy Robles Carrión y una vez más, al ubicuo Minaya.

Tras escuchar a los testigos protegidos y a los agentes de la Dircote en el juicio oral que afronta por sus vínculos con el terrorismo, más que palabras y epítetos, queda claro que la mochila de acusaciones que carga sigue aumentando su peso.

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