Madre e hija pierden la vida en Chancay tras volcarse su bote
La joven madre intentó con todas sus fuerzas salvar a su hija Gia, pero ambas fueron tragadas por el mar
Una tragedia ha marcado para siempre a una familia. En un paseo familiar que comenzó con alegría y emoción, una joven madre de 24 años y su hija de 7 perdieron la vida cuando la embarcación en la que viajaban se volcó en el mar. La embarcación, que había sido alquilada para un paseo al megapuerto de Chancay, sufrió una aparente falla en el motor, lo que provocó que se hundiera y volteara, sumergiendo a las dos víctimas en las frías aguas.
El trágico momento
Según testigos del hecho, el accidente ocurrió de manera repentina. La embarcación comenzó a hundirse luego de un fuerte estruendo, aparentemente debido a una explosión en el motor. Mientras los pasajeros luchaban por sobrevivir y se aferraban a lo que podían, Stephanie Arandía intentó con todas sus fuerzas salvar a su hija Gia, pero ambas fueron tragadas por el mar.
La desesperación invadió a los sobrevivientes, quienes, entre gritos y llantos, fueron rescatados por otros botes. Sin embargo, madre e hija nunca aparecieron. La búsqueda culminó cuando dos barcos localizaron sus cuerpos sin vida, y aunque los esfuerzos por reanimarlas fueron en vano, la tragedia ya estaba consumada.
El dolor de los padres
"Nunca esperé enterrar a mi hija. Ella siempre estuvo pendiente de mí, y ahora la he perdido para siempre", dice Julio Arandía, padre de la joven madre. "Mi hija era mi vida. Siempre pensaba en mí, siempre me esperaba", recuerda con tristeza.
Por su parte, Esperanza Trujillo, madre de la joven, se aferra a los recuerdos de aquellos momentos felices, cuando Stephanie y Gia eran la alegría de la casa. "Lo único que puedo hacer es pedirle a Dios que las cuide desde arriba", expresa entre lágrimas.
Stephanie era una joven madre que trabajaba como cosmetóloga, y su hija, Gia, se destacaba en su escuela como una niña brillante. La familia, que siempre había estado unida y llena de amor, se enfrenta ahora a un vacío imposible de llenar.
"Era una niña tan linda, siempre sacaba buenas calificaciones", recuerda su abuelo con nostalgia.
Las autoridades han comenzado a investigar las circunstancias del accidente. Según el Capitán de Fragata Miguel Navarra, la embarcación debía contar con los protocolos de seguridad adecuados, lo que se está verificando para determinar si se cumplieron todas las normas.
Julio Arandía, aún con el corazón roto, no pide otra cosa que justicia. "Exijo que los responsables paguen por lo que hicieron, que no quede impune. Nadie debería subir a un bote en esas condiciones", subraya con firmeza, mientras que su esposa sostiene en sus manos una foto reciente de su hija y su nieta, el último recuerdo de su familia antes de que el mar les arrebatara lo más preciado.