Fiestas y crimen: La vida del sicario ‘Negro Jean Pierre'

Jean Pierre Díaz, conocido en el mundo del crimen como “Negro Jean Pierre”, fue detenido por la Policía Nacional luego de ser señalado como el cabecilla de la peligrosa banda criminal “El Combo de la 52 de Huáscar”, dedicada a la extorsión de pequeños negocios y empresas de transporte en el distrito de San Juan de Lurigancho.

A sus 20 años, Díaz aterrorizó la zona con métodos violentos, que incluían atentados con dinamita, asesinatos y amenazas de muerte a aquellos que se negaban a pagar los cupos exigidos por su banda. Las víctimas recibían aterradoras notas de amenaza junto con fotos de los ataques.

Fiestas clandestinas con armas de fuego

A pesar de sus crímenes, “Negro Jean Pierre” no dudaba en celebrar al margen de la ley. En sus fiestas clandestinas, realizadas en su guarida ubicada en un cerro de San Juan de Lurigancho, el alcohol y las armas de fuego eran protagonistas. Las fotos que circulaban mostraban a Díaz posando junto a su compañera de fiestas, con una botella en una mano y un arma en la otra.

Extorsión y terror en el día a día

Uno de los aspectos más alarmantes de su banda era el reclutamiento de menores de edad, como Josué Marcatinco Padilla, alias “Parrita”. El joven de 19 años fue fotografiado con armas de fuego y chaleco antibalas, siendo entrenado para cometer asesinatos bajo las órdenes de Díaz.

Los miembros de “El Combo de la 52 de Huáscar” se especializaban en extorsionar a los negocios locales. Quienes se negaban a pagar los “cupos” de entre 10 y 50 soles diarios, sufrían ataques violentos como explosiones de dinamita o atentados armados. Los criminales también enviaban fotos y videos de las víctimas amenazadas, buscando sembrar el miedo y control.

La captura de un criminal temido

Luego de meses de investigación, la Policía Nacional logró dar con el paradero de “Negro Jean Pierre”, quien fue detenido junto a varios de sus cómplices. En su poder, las autoridades encontraron un revólver, varias dinamitas y cartuchos de bala. Con su captura, las autoridades esperan devolver la paz a los ciudadanos de San Juan de Lurigancho, que vivían bajo el yugo de este temido líder criminal.

La investigación continúa y se espera que tanto Díaz como los miembros de su banda enfrenten el peso de la justicia, mientras que las víctimas de su extorsión y violencia comienzan a recobrar algo de tranquilidad.