Fiesta secreta en Palacio por cumpleaños de Dina Boluarte
Fiesta secreta en Palacio de Gobierno revela despliegue privado por el cumpleaños de Dina Boluarte. Hubo música vernacular, regalos y ministros invitados
La noche del viernes 30 de mayo, Palacio de Gobierno se convirtió en el escenario de una fiesta discreta y fuera de agenda. Desde el día anterior, cámaras de medios captaron señales de una celebración inminente: flores, cajas, bandejas de comida, vehículos oficiales y una seguridad reforzada que hacía pensar en algo más que una jornada ordinaria.
A las siete de la noche, el movimiento aumentó. Autos con lunas polarizadas ingresaron por la puerta 6, entrada que no exige registro oficial. Fue por ahí donde comenzaron a llegar los ministros e invitados al cumpleaños número 63 de la presidenta Dina Boluarte. A esa hora, los músicos vernaculares, arpas en mano, ya entraban por la misma vía.
Un festejo entre música, caja china y regalos
Lo que siguió fue una fiesta completa. El canciller Elmer Schialer llegó temprano, con un regalo en mano. Lo siguieron los ministros Enrique Alcántara, Daniel Maurate, César Vásquez y Ángel Manero. Incluso apareció el ex premier Gustavo Adrianzén, ahora embajador ante la ONU. Todos ingresaron sin dar declaraciones, en silencio o bromeando con la prensa.
La fiesta incluyó una cena especial con caja china, dulces y bocaditos. A medianoche, mariachis sorprendieron a la presidenta con "Las Mañanitas". Algunos regalos no pasaron desapercibidos, como una pequeña caja de joyería reconocida que portaba el ministro de Justicia.
Todo fue organizado con máxima reserva. Se prohibió el uso de celulares para evitar filtraciones. Según fuentes cercanas, la responsable del evento fue Carmen Giordano, funcionaria de confianza y amiga personal de la mandataria, además de testigo clave en el caso Rolex.
Contraste con el clima político actual
La celebración terminó alrededor de la una de la madrugada. Uno a uno, los ministros salieron caminando por la calle Desamparados. Algunos intentaron evitar las cámaras. Otros como el ministro Vásquez, intentaron justificar su presencia: “El regalo es mi trabajo”, dijo entre risas.
La fiesta ocurrió mientras el Ejecutivo enfrenta investigaciones fiscales, una histórica desaprobación ciudadana y un voto de confianza pendiente para el gabinete de Eduardo Arana. La imagen de ministros saliendo sin hablar, con rostros tensos o evasivos, contrasta con el ambiente festivo que se vivió al interior de la residencia.
No hubo discursos, ni registros oficiales. Solo una noche de celebración privada para la presidenta en medio de un clima de tensión política. La fiesta terminó, pero las preguntas sobre su pertinencia —en este contexto— apenas comienzan a sonar.














