Hoy:

    Andreina vino por esperanza y halló una muerte injusta

    Andreina había migrado hace siete años para enviar dinero a su familia y soñaba con regresar a su tierra en septiembre.

    Andreina salió a buscar esperanza y halló tragedia. Foto y video: América TV

    Una madre venezolana que soñaba con darle un mejor futuro a sus cinco hijos perdió la vida de manera trágica en San Bartolo. Mary Andreina Farías Torres, de 31 años, falleció tras ser atropellada por una miniván de una empresa de telefonía. Momentos antes, había confrontado a dos técnicos que ingresaron a su vivienda para instalar internet.

    Según las investigaciones, Andreina había solicitado que el servicio se trasladara al tercer nivel del inmueble donde vivía. Los trabajadores ingresaron con chalecos de la empresa contratista y, luego de horas, permanecían en la casa sin justificación.

    Cambió de ropa y comenzó la pesadilla

    Testigos revelaron que Andreina fue vista compartiendo bebidas con los técnicos. Incluso, uno de ellos habría manipulado su bebida sin su consentimiento. Tres horas después, ya no lucía la misma ropa y salió alterada, descalza, gritando que iba a denunciarlos.

    Imágenes de seguridad muestran que intentó impedir que los sujetos escaparan. Se aferró a la parte delantera del vehículo, pero fue arrojada y atropellada en una calle cercana. La necropsia indicó que murió por múltiples traumatismos causados por el atropello, aunque se esperan los exámenes toxicológicos y de agresión sexual para esclarecer lo ocurrido.

    Desde Venezuela, su madre, Alina Torres, rompió en llanto al enterarse de su muerte. Andreina había migrado hace siete años para enviar dinero a su familia y soñaba con regresar a su tierra en septiembre.

    Prófugos con orden de captura

    Los implicados, identificados como Jean Carlos Montero Huaylinos y Rubén Darío Cueva Velásquez, están con orden de captura preliminar por siete días. Según Migraciones, no han salido del país.

    El caso ha generado indignación tanto en Perú como en Venezuela. Familiares, amigos y vecinos de la joven exigen justicia. El restaurante donde trabajaba Andreina ya no suena igual: falta su risa, su voz, su energía.

    La vida de Andreina terminó con violencia, pero su historia exige ser recordada y su caso, esclarecido.