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Polideportivo

Usain Bolt sobre Advíncula: "No lo conozco, pero voy a buscarlo en Google"

Bolt reconoció que no conoce a Luis Advíncula. | Video: Cuarto Poder.

Bolt reconoció que no conoce a Luis Advíncula

Alto, carismático y con una manera de celebrar que resume su apodo de manera inmejorable, un rayo. Usain Bolt es un rayo que ha ganado todo lo que ha querido y hoy se pasea por el mundo como embajador de una marca de ropa y calzado que lo somete a insólitas pruebas.

En Argentina compitió contra un bus. En Chile se reunió con el presiente Sebastián Piñera. Aquí en Lima, para variar, la marca que lo trajo lo hizo competir contra un mototaxi. 
 
Nos hubiera gustado verlo competir con nuestro 'rayo', el futbolista Luis Advíncula

"No lo conozco, pero voy a buscarlo en Google", ha dicho sobre el jugador peruano que milita en el Rayo Vallecano de España.
 
El hombre, que alguna vez llegó a correr a la increíble velocidad de 45 kilómetros por hora le sacó más ventaja a la mototaxi que una combi asesina con un batallón de Fénix a la espalda.

Así es, en su mejor época este señor que supera el metro noventa y cuyas zancadas abarcan casi dos metros y medio de longitud, corría tan rápido como un delfín en el agua o como un gato en tierra.

Teniendo en cuenta que un hombre sano cualquiera puede correr hasta unos 35 kilómetros por hora y solo por un minuto, este flash de ébano nació con el don casi sin darse cuenta. Aunque no todo en su vida vaya a tal velocidad.

"Yo hago todo lento, camino lento, duermo mucho tiempo. Soy muy relajado. Solo soy rápido corriendo", ha dicho Bolt a Cuarto Poder.

Como el mismo ha reconocido,de adolescente se escapaba de los entrenamientos o simplemente no entrenaba y prefería ponerse a jugar al críquet con sus amigos en vez de soñar con ser el más veloz sobre la Tierra.

"Para mí lo mejor es estar dedicado a tu disciplina, a tu mente y nunca darse por vencido. Nada va a ser fácil, yo siempre disfruto de lo que hago", señaló el atleta.

Bolt que nació en una familia acomodada entre el reggae y el mar de Jamaica llegó al país de los chasquis y le dio una visita a las instalaciones donde se realizarán los próximos Juegos Panamericanos. 

Allí estampó sus manos de gigante en el cemento fresco y se enfrentó a la multitud que quería tocar al mito, al hombre que paralizaba los relojes cada vez que proyectaba su velocidad en el espacio.

Y también vino para cumplir una serie de actividades extra deportivas, como preparar un cebiche y cantar frente a una multitud que también lo vio mover los hombros con chispa chichera.

A pesar de su escoliosis o espalda torcida, este hombre logró sobreponerse y establecer una meta tras otra, ser el atleta más rápido, luego el ganador de más cantidad de medallas y finalmente ser el más imbatible de la historia. Sus ocho medallas olímpicas de oro lo prueban. 

"Definitivamente debí encontrar todas las formas de motivarme para ser positivo. Tuve muchas lesiones debido a la escoliosis pero un equipo me ayudo a enfocarme", mencionó.

Fue una visita relámpago, quizá muy alocada para una celebridad, una proeza viviente de la que pudimos aprender más. Pero también nos deja una lección, que una persona común y corriente puede alcanzar la gloria solo si se lo propone.

No siempre podemos ver en persona a una leyenda viva del deporte. Y ese ha sido ya un privilegio.

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