En febrero de 2021, una necesaria dosis de alivio llegó en nuestro país. Era el primer lote de las vacunas que servirían para luchar contra la covid-19.
Durante todo ese año se armaron grandes vacunatorios a nivel nacional con el fin de inmunizar a la mayor cantidad de población. En Jesús María estaba uno de los más amplios y concurridos.
Pero el tiempo y las urgencias de la pandemia pasaron. Hacemos lo imposible por borrar todo rastro de aquellas épocas, pero no siempre se puede.
El rastro de las vacunas nos lleva hasta este almacén del Callao, adjudicado al Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud (CENARES).
Aquí, en una zona acondicionada para insumos termosensibles, se guardan buena parte de las vacunas contra la COVID-19 que existen en nuestro país. Un oasis helado en medio del verano.
Esas 400 mil unidades -llamadas viales- corresponden, aproximadamente, a 2 millones 300 mil dosis de vacunas del tipo bivalente.
En setiembre del año pasado, debido a fallas en la cadena de frío, se desecharon 34 mil viales, equivalentes a 207 mil dosis de vacunas del laboratorio Pfizer.
Pero esa destrucción de vacunas, que fue alertada por la Contraloría, no va a ser la única. El 19 de marzo que se avecina se dará de baja otro lote de vacunas.
En este congelador al que podemos acceder solo por breves instantes se encuentran los 88 mil 100 viales del laboratorio Moderna que serán destruidos por superar su periodo de vida útil. El total de dosis a desechar, luego del 20 de marzo, supera las 400 mil inoculaciones.
Esta factura, con el logotipo del fabricante suizo, es uno de los documentos confidenciales que existen en torno a la compra de vacunas que hizo nuestro país durante la pandemia. Se trata de un pago de 16 millones 839 mil 900 dólares por la entrega de 160 mil viales, o sea 800 mil dosis de vacunas, cada una de ellas valorizada en 21 dólares americanos.
Lo que esta factura permite calcular es la cantidad de dinero que se perderá cuando las 400 mil vacunas de Moderna que hay en el CENARES venzan. La cifra -sin contar los costos de aduanas- es de 9 millones 251 mil 550 dólares; más de 35 millones de soles al cambio actual.
Hace apenas tres años clamábamos por oxígeno y vacunas; hoy -en plena crisis económica- le sacamos la lengua al pasado. Somos aquel viajero que moría de sed, y que ahora desperdicia el agua que tanto añoraba tener.
