El siniestro, que comenzó a tempranas horas del día, tardó varias horas en ser controlado tanto por vecinos como por bomberos, quienes enfrentaron condiciones extremas y obstáculos como cables de electricidad bajos y calles en mal estado.
Las llamas, que alcanzaban alturas de hasta treinta metros, podían ser vistas desde distancias considerables, mientras que la temperatura en el lugar superaba los 50 grados Celsius.
Los residentes afectados se vieron obligados a abandonar sus hogares, sumándose al caos los actos de robo reportados mientras las víctimas intentaban salvar sus pertenencias.
No se reportan víctimas
Aunque no se han informado víctimas mortales, el impacto emocional y material ha dejado a muchas familias sin hogar y en una grave situación de vulnerabilidad.
Se espera que las autoridades proporcionen la asistencia necesaria para aliviar el sufrimiento de los damnificados y se investigue las causas detrás de la tragedia.
