¿Cómo luce realmente un hígado graso y qué pasa si no se trata?

¿Por qué no suele presentar síntomas? ¿La grasa se forma dentro o fuera de este órgano? ¿Cuándo se necesitaría un trasplante? Un gastroenterólogo resuelve estas dudas dudas sobre el hígado graso

¿Cuáles son las causas del hígado graso?

El hígado graso es una de las enfermedades más frecuentes del mundo y, de acuerdo a diversos especialistas, se convertirá en la primera causa de trasplante hepático en un futuro, sobrepasando a la hepatitis C. Por ello, es importante conocer sus causas.

¿A quiénes les puede dar hígado graso?

En conversación con ÚtileInteresante, el Dr. Hugo Cedrón, gastroenterólogo de la Clínica Anglo Americana, explica que el hígado graso es la consecuencia de un conjunto de enfermedades y condiciones preexistentes, los cuales se dividen en tres tipos.

  • Hígado graso asociado a un síndrome metabólico: En aquellos pacientes que padecen de diabetes, alteración del colesterol, obesidad, triglicéridos altos, ácido úrico alto, sedentarismo, entre otros.
  • Hígado graso alcohólico: Donde el daño que se produce debido al alcohol deja el órgano en iguales condiciones para que se diagnostique hígado graso.
  • Hígado graso asociado a otras patologías: Existen enfermedades o el uso de ciertos fármacos que pueden generar depósitos de grasa en el hígado.

¿El hígado graso presenta síntomas?

De acuerdo al Dr. Cedrón, las enfermedades hepáticas no suelen producir síntomas. El hígado graso no es una condición que se pueda diagnosticar directamente por la apariencia amarilla de las manos, mal aliento, manchas, hinchazón de abdomen ni dolor.

En algunos casos se pueden manifestar cansancio o fatiga propios de las enfermedades preexistentes, pero para tener un diagnóstico seguro, una ecografía y métodos de laboratorio son lo adecuado. 

¿Cómo luce el hígado graso realmente?

Si bien algunas personas creen que la grasa se encuentra alrededor del hígado, como una especie de picaña (corte de carne); en realidad, la grasa se acumula dentro de este órgano, afectando las células hepáticas.

“El hígado normal es un hígado rosadito, blandito. El hígado graso es un hígado que ya está un poco amarillo, está medio duro, que ya no se puede presionar tan fácil y el hígado cirrótico es literalmente una esponja o un corcho”, describe el Dr. Cedrón.

¿Qué pasa si el hígado graso no se trata?

Para evitar que el hígado graso progrese, el tratamiento médico debe estar enfocado en la enfermedad de origen. De lo contrario, según el Dr. Cedrón puede darse una cirrosis hepática.

“El problema es que la grasa causa inflamación y ello va a activar el sistema inmune, lo que va a empezar a comer a las células hepáticas y van a formarse cicatrices. Esas cicatrices, en términos de hepatólogo, se llaman fibrosis”, agrega el especialista.

Una fibrosis avanzada o cirrosis hepática destruye la anatomía del hígado, por lo que se necesitaría un trasplante de hígado nuevo. Si tienes alguna enfermedad que incrementa el riesgo de padecer hígado graso, no dudes en consultarlo con un médico especialista.

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