Todo el perímetro de seguridad, que abarca en algunos casos hasta varias calles de distancia, ha sido cercado con vallas y alambre de púas convirtiendo el palacio en un bastión militar
Ni el gobierno central chino ni el ejecutivo local, alineado con Pekín, han logrado poner fin a cuatro meses de enfrentamientos entre militantes prodemocracia y fuerzas de seguridad