¿Qué pasa cuando soplas una herida o arrancas una costra?
Dos especialistas te explican cuáles son las consecuencias de soplar una herida, qué función cumplen las costras y otros datos más que debes saber
Usualmente, cuando nos hacemos una herida, de forma instintiva, solemos soplar sobre la lesión para intentar aliviar el dolor. ¿Qué consecuencias puede traer este acto?
El portal de salud, Cuidate plus, indica que a pesar de la sensación de alivio que te da en el momento, se trata de una práctica que los expertos no la recomiendan ya que podría provocar una infección.
“La capa de piel que nos protege está muy vulnerable y nuestra boca contiene bacterias que pueden favorecer la aparición de una infección local en la piel, llegando incluso a tener que aplicar un tratamiento oral”, subraya Pedro Soriano, enfermero, más conocido en redes sociales como Enfermero en Red.
Arrancar la costra de una herida
David Pérez Barreno, presidente de la Asociación Española de Enfermería Vascular y Heridas, explica que las costras o postillas son el resultado de la cicatrización primaria, están formadas por restos de plaquetas, fibrina y glóbulos rojos que se acumulan para detener el sangrado producido por la lesión, y que se secan sobre la herida. Así, se forma una costra que tiene la función de proteger y evita que los microorganismos puedan alcanzar la herida.
En ese sentido, el especialista recomienda no tocar ni arrancar las costras, ya que dejaríamos expuesta la herida a merced de los microorganismos. “La cicatriz resultante puede ser mucho mayor de lo deseable y lucirá peor, ya que provocaremos un nuevo estado inflamatorio cada vez que la retiremos”, declara.
¿En qué momento se puede sacar una costra?
El momento en el que será conveniente retirar una postilla será cuando se evidencie que, bajo la misma, hay un hueco en el que se está generando pus: “Esta será justificación suficiente para quitarla y eliminar los microorganismos que estén ocasionando el problema”.