La historia de Halloween y su llegada al Perú en los años 80
La historia del Halloween, sus orígenes celtas y cómo se adaptó a la cultura peruana desde los 80
La historia del Halloween se remonta a más de 2 mil años atrás. Su origen proviene de la festividad celta conocida como Samhain, una celebración que marcaba el fin del verano y el inicio del nuevo año celta, el 1 de noviembre. Se creía que esa noche, la del 31 de octubre, los espíritus regresaban a la tierra, por lo que las personas encendían fogatas y se disfrazaban para ahuyentarlos.
Con el tiempo, la celebración fue absorbida por la Iglesia Católica, que instauró el Día de Todos los Santos el 1 de noviembre. La noche anterior pasó a conocerse como “All Hallows’ Eve”, que luego se transformó en “Halloween”.
La tradición fue llevada a Estados Unidos por inmigrantes irlandeses en el siglo XIX. En ese país, la fiesta evolucionó con nuevas costumbres como el trick or treat (dulce o truco), el tallado de calabazas y las fiestas de disfraces, convirtiéndose en una de las fechas más populares del calendario.
¿Cómo llegó Halloween al Perú?
En el Perú, Halloween comenzó a ganar visibilidad a partir de la década de los 80. Su llegada estuvo influenciada por el auge del cable, las películas extranjeras y la presencia de colegios bilingües o internacionales, donde se celebraba esta fecha como parte de la cultura anglosajona.
En un inicio, la fiesta era vista con recelo por ciertos sectores, que la consideraban una “importación extranjera” o incluso una práctica contraria a las costumbres locales. Sin embargo, con el paso del tiempo, Halloween fue ganando popularidad, especialmente entre los más jóvenes.
Las primeras celebraciones se daban en colegios privados y urbanizaciones limeñas. Luego, los centros comerciales comenzaron a organizar actividades temáticas y concursos de disfraces. En paralelo, los negocios empezaron a ofrecer productos vinculados a la fecha, como dulces, decoraciones y atuendos.
La evolución de Halloween en la cultura peruana
Hoy en día, Halloween es una celebración masiva en todo el Perú. Desde fiestas escolares hasta eventos en discotecas, la noche del 31 de octubre está marcada por el uso de disfraces, el intercambio de caramelos y la ambientación terrorífica en casas y negocios.
Los niños recorren edificios y barrios con el clásico “dulce o truco”, mientras los adultos disfrutan de fiestas temáticas. Además, las redes sociales han potenciado la creatividad de los peruanos al mostrar sus mejores disfraces, maquillajes de terror y decoraciones caseras.
No obstante, cada 31 de octubre también se celebra el Día de la Canción Criolla, una fecha oficial que honra la música peruana. Esto ha generado cierta división en el público, pero muchas familias optan por celebrar ambas tradiciones de forma paralela, demostrando que las costumbres extranjeras pueden convivir con las locales.