Annabelle: Murió investigador que exhibía a la verdadera muñeca
Las causas del fallecimiento aún no han sido esclarecidas
¿Todo un misterio? Dan Rivera, el investigador de la Sociedad de Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra murió el pasado domingo 13 de julio en Gettysburg, Pensilvania, en Estados Unidos durante su participación en la gira ‘Devils on the run’, donde se exhibía a la famosa muñeca Raggedy Ann, conocida como Annabelle que inspiró la aclamada saga de 'El Conjuro'.
¿Qué pasó con el investigador que exhibía a la muñeca Annabelle?
Según Evening Sun, los paramédicos llegaron a un hotel de la zona y practicaron reanimación cardiopulmonar (RCP) a Dan, de 54 años. El portal TMZ informó que la Policía de Pensilvania confirmó que “no se observó nada inusual ni sospechoso en la escena” y están pendientes de los resultados de la autopsia.
La Sociedad de Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra (NESPR) confirmó la muerte de Dan Rivera el 14 de julio mediante un comunicado en Facebook, donde destacaron las cualidades del hombre.
"Estamos con el corazón roto y aun procesando esta pérdida. Dan creía verdaderamente en compartir sus experiencias y en educar a las personas sobre lo paranormal. Su amabilidad y pasión tocaron a todos los que lo conocieron", se lee.
Dan Rivera tenía más de diez años de experiencia en el campo de la investigación psíquica. Además, fue productor del programa ’28 Days Haunted’ de Netflix.
De acuerdo con NESPR, Dan nació en Bridgeport, Connecticut. También sirvió en el Ejército de Estados Unidos y tenía conocimiento sobre santería, rituales y ritos. Eso no fue todo, fue testigo de eventos paranormales desde que era joven.
¿Cuál es la historia real de Annabelle?
La historia de Raggedy Ann, conocida como Annabelle y que inspiró la saga de ‘El Conjuro’, comenzó en 1970 cuando una madre compra la muñeca como regalo de cumpleaños para su hija, una estudiante de enfermería.
Donna, de 21 años, vivía junto a su compañera en un departamento en Hartford, Connecticut, por lo que la muñeca era una forma de recordar a su progenitora y a su familia.
Según la leyenda, Donna puso la muñeca junto a su cama y con el tiempo comenzó a darse cuenta de que esta cambiaba de posición por su cuenta. En algunas ocasiones, encontraba al juguete en una habitación diferente a la que había sido vista por última vez.
Eso no fue todo, Donna y su compañera Angie del departamento empezaron a encontrar mensajes esparcidos por todo su hogar como: “Ayúdame, ayúdanos”. Todo se salió de control cuando Lou, novio de Angie, despertó una noche luego de un sueño profundo y se dio cuenta de que no podía moverse.
La historia señala que Lou vio a la muñeca a sus pies mirándolo fijamente. En segundos, esta comenzó a deslizarse lentamente por su pierna y pecho. Antes de darse cuenta, el juguete había comenzado a estrangularlo hasta que perdió el conocimiento.
A la mañana siguiente, Lou despertó seguro de que no había sido un sueño y se percató que tenía rasguños en el cuello.
Cuando Donna decidió tomar cartas en el asunto, pidió ayuda a una médium. En ese momento, notó que la muñeca tenía gotas de sangre en las manos y en el pecho. La mujer avisó a las chicas de la presencia de un espíritu de una niña de 7 años llamada Annabelle Higgins, quien había muerto en el lugar donde estaba el departamento, pero antes de que este fuera construido.
De acuerdo con la página de los investigadores Ed y Lorraine Warren, el espíritu le contó a la médium que estaba cómoda con Donna y Angie y “quería quedarse con ellas y ser amada”. Las chicas permitieron que el alma que creían que era de la niña Annabelle se quedara con ellas.
Un sacerdote se enteró del particular caso y se contactó con los esposos Warren, quienes visitaron a Donna y a Angie para revisar a la muñeca.
“Llegaron a la conclusión inmediata de que la muñeca en sí no estaba poseída, sino manipulada por una presencia inhumana”, afirma el expediente del caso de la Sociedad de Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra. “En verdad, el espíritu no buscaba permanecer unido a la muñeca, buscaba poseer a un huésped humano”.
Ante ello, los esposos se llevaron a la muñeca. Ed le dijo a su esposa que no debían ir por la autopista porque el viaje no sería fácil. El hombre roció a la muñeca con agua bendita para calmar la situación y detener el carro que giraba sin motivo.
“La siguiente etapa del fenómeno de la infestación habría sido la posesión humana completa. Si estas experiencias hubieran durado otras dos o tres semanas más, el espíritu habría poseído por completo, o incluso dañado o matado, a uno o todos los ocupantes de la casa”, se lee en el expediente del caso.
Debido a ese evento, la muñeca permanece en el Museo de lo Oculto de los Warren, ubicado en Monroe, Connecticut.